A veces en este mundo arrugado
Elijo la melancolía,
Ese reino atacado por la razón
Y por el movimiento.
El paraíso melancólico es quieto
Es algo que desde todo punto
Toda redondez, es distinto
Pero quieto,
Lejano a veces, cerca, otras
Tantas y tantas.
Ese paraíso lo es todo
Como espiado desde los ojos de un perro
Que quiere entrar, dentro de la casa,
Incluidas también
Todas la sesiones de terapias
Posibles.
Ese reino de dónde venimos
Está todos los días de nuestra vida
Como flama profunda, originaria
Como íntima fuerza y redoblado calor,
Circular, como el mismísimo encuentro
Esférica, como la mismísima tierra
gota empalagosa
que Irrumpe en el alma
tranquila del mar.