Mira el hombre al infinito del camino,
Grutas de luz y penumbras a orillas del baldío,
Sueños imposibles
Que se mueren en un recipiente,
Transparente esencia que matas y condenas.

¿Cuántos sueños estás dispuesto a salvar hoy?,
No calles tu conciencia
Y deja que el aire acaricie la carne de tus heridas
Para aliviar las penas marchitas,
Deja que lo absoluto se descubra
Ante la venda de tus pupilas.

La mujer se lava el sexo
mientras que el dolor sucumbe dentro de su pecho abierto,
Lava la impureza de sus manos
y se resfriega con exitación, la boca que ha besado,
Maldiciendo la necesidad de sus labios etéreos.

¿Cuántos sueños estás dispuesta a salvar hoy?,
Recoge las flores que desvestiste de deseos
Y haz una corona de colores,
para ornamentar los huesos
que le cuelgan a este invierno.

Deja de lavarte las manos
Y penetra en la textura del barro,
Esculpe tu sueño y ahuyenta los cuervos,
Pequeños adefesios con el lomo encorvado
por las bolsas que cargan lágrimas y daño.

Recrea e imagina un nuevo destino
que le brinde luz a tus días
Y ten la capacidad de salvarlo,
¡Ama y lucha!
que te queda bien esa capa de coraje,
¡Ama y al cielo no escupas!
Que pronto vendrán las desesperanzas
a robar y a quebrar las alas de tus sueños,
Aquéllos que para volar y tender ilusiones usaste,
Aquéllos que transgredieron la realidad
Y en su fuerza ancestral te liberaste.