Te vi caminar hacia mi... tu cuerpo me llamaba
mi cuerpo estaba allí... de pie... observándote...
pude ver el color de las nubes...
un naranja diferente
tu mano se acercaba y lloraba conmigo...
sentía que una gloria infinita nos recorría
era un sueño... con brillo, con belleza...
con perfecta armonía...
la brisa me colocó encima de la arena
esa que ya tu habías tocado... y besado...
pude sentir la frescura del mar en mi piel...
y pude sentirte
veía el atardecer, veía el color de las nubes, veía el mar...
me poseían... y te veía... me poseías...
sonreía... me sonreías...
me mirabas... me escuchabas
sentíamos la esencia de la vida en nuestras pieles
un simple roce nos recorría...
algo más que tu textura y la mía...
algo mas que la brisa
tu alma y la mía añoraban el momento...
el precioso dorado naranja nos llamaba...
y mi rostro fue víctima de tu mirar... de tu sonrisa...
de tus labios...
y por un solo instante de mi preciada imaginación...
tus ojos, tu sonrisa, tus palabras y tus besos...
me amaban...
era un atardecer... era una playa... era nuestra playa...
era nuestro momento...
era mi sueño...
tocamos las nubes de colores...
y yo solo necesitaba tu sonrisa... tu mirar... tu ternura
y la obtuve...
era mi sueño...
y allí estuvimos por años y años..
hasta que explotó la inmensa luz del sol...
y aún así... no nos alcanzó el momento
para sentir... lo que aún no terminamos de sentir...

Nathalia Rojas Acacio