Me tropecé con tu recuerdo... con tus ojos
intento desesperado... queriendo sostener palabras
que una lluvía maliciosa derramó en nuestro cielo...
el pavimento lucía gris... húmedo
el agua temblorosa lo recorría
saboreando cada pedazo de amargura
que mis uñas marcaron en tus días...
la soledad ausente por ratos... por nuestros ratos
se instaló pintándose de colores
intentando convertirse más irónica y llevadera
con absurdos matices de azules y negros
de una noche interminable y oscura.
¡Qué absurda mi idea!
sin ti el pavimento no es el mismo
y el mar perdía su color...
pintado y creado por nosotros
y no lograba encontrar el fondo,
parecía que las tardes hubiesen acabado
en tu partida hacia la superficie...
lloraron mis ojos por los tuyos...
no consiguieron ver el ocaso sin tu mirar
entre tanta profundidad
nuestra melodía se me había esfumado,
el tenor que llamaba
el llanto que me detenía
el dolor que no podía soportar
el asfalto negro que merecía
y aquel gotear de aquella planta...
luego de la tormenta... que imponente y espantosa
llegó a nuestra vera.
He logrado escuchar los pasos
que con cada minuto
se van haciendo mas lejanos
quiero creer que es
quiero creer que soy
quiero creer que eres
quiero verte desde adentro... y desde afuera
seguir recordando nuestras imágenes
y volar hacia el interior del mar
en un rincón de hermosos verdes
donde aún no llegaban los niños
y yo era tus ojos en las profundidades
y tu mis brazos en la tibieza del mar
y nosotros en la belleza de nuestro mar.

Nathalia Rojas Acacio