En la galaxia HK345, existe el Sistema Lunar, y en el un planeta muy pequeño en dónde habitaban unos seres muy extraños; los lunáticos. Estos seres, eran el único tipo de vida inteligente en HK345. Físicamente los lunáticos eran unos seres muy extraños, tenían 6 extremidades cubiertas por una extraña viscosidad, sus cuerpos no median mas del metro y no se lograba apreciar en que parte del cuerpo comenzaba su cabeza, tenían una cola bífida la cual con los años se iba encogiendo. Los lunáticos eran seres asexuados y su forma de reproducción era a partir del contacto visual, cada vez que 2 lunáticos se miraban, cada uno producía un nuevo lunático de sus entrañas. Esta forma de reproducción había causado sobrepoblación del planeta de los lunáticos, es así, como en una política de Estado, todos los lunáticos debían usar gafas para proteger sus ojos y así controlar la natalidad.
Existía una familia muy particular, la familia de Estirlo, un lunático que estaba en contra de esta nueva política, él amaba a su cónyuge, amaba su familia, y no podía negarse ver los ojos de su amante, él necesitaba ver aquellos ojos para poder sentirse pleno, no le importaba tener 890 hijos, él daría todo por su amada. Es así como decidieron abandonar el planeta y emigrar a un extraño planeta llamado Tierra, del Sistema Solar.
Llevaban 3 semanas viviendo en el planeta Tierra, la familia de Estirlo había triplicado en número, pero él estaba feliz, amaba a su familia y quería ver aquellos ojos. Sin embargo, ningún terrícola le daba empleo, lo consideraban cosa rara y un peligro. Una tarde, mientras caminaba por el rio que cruzaba la ciudad, notó que los terrícolas no se miraban a los ojos, caminaban y se esquivaban, se ignoraban. Comportamiento muy extraño para él, siendo que sabía que la forma de reproducción que tenían los terrícolas era muy distinto y hasta asqueroso para él.
Muchos de sus hijos habían muerto de desnutrición y esto destruía emocionalmente a Estirlo. Una mañana, mientras sus hijos jugaban en el jardín de su casa, mucha gente que pasaba se reía y miraba como jugaban los pequeños, era algo novedoso y cómico para los terrícolas ver jugar a esos seres tan extraños. Es así como a Estirlo se le ocurrió crear un espectáculo y cobrar a cada asistente. El día del estreno, la carpa de los lunáticos se llenó de terrícolas, fue una gran fiesta, todos reían y todos se miraban. Estirlo estaba contento, no le importaba ser el foco de burlas de los terrícolas, con tal de alimentar a sus hijos y que los terrícolas volvieran a verse a los ojos, estaba dispuesto a todo.