Había cosas que ya no me importaban,
Cosas cotidianas
Que acumularon palabras entre las sábanas usadas,
Habitaba en mí una esperanza desesperanzada
Desde la infancia.

Conviví con enemigos
Vestidos de corderos,
Hallé en el camino del peregrino
Un par de amigos,
Un "psico" de amplios saberes internos,
Y un elefante con moño y esmoquin,
¿qué tal el porte de este tío?

Me enamoré de las noches de lunas,
Lunas llenas de Océanos y de desencuentros
tendidos en hilos de estrellas en lo vasto del firmamento,
Me desenamoré de los hombres y sus acciones,
Falsas promesas y miseria como inspiración del artista,
Me desenamoré de aquella fiera
Que reflejaban los espejos y las cristalinas aguas
donde enjuagaba mi esencia entre la tinta de las letras.

Me dolió el amor abnegado
y fui feliz de a ratos,
Me enterré entre la carne
el filo del mundo,
Aquel que fue la pasión que impulsó
Tantas muertes y en la mente... diluvios.

Fui feliz de a ratos
y el dolor fue la voz de los espectros abstractos,
Que se engrandecieron en el abandono
Como alegoría del frío y el desamparo temprano.