Tengo 30, pero no tengo 30 puedo decir que tengo 30 pero eso no es verdad. Si tuviera 30 habría tenido mi primera relación sexual a los 11 años, osea que hubiese sido violado por dos mujeres en una noche de París.
Si tuviese 30 habría estado secuestrado durante una semana a mis tiernos 12 años, tirando con una mujer diez años mayor. Otra violación.
A los quince años habría sido dirigente nacional de algo que pudo ser importante. A mis 20 habría estrenado mi primera película. A los 23 hubiese estado conviviendo con una mujer mayor que yo. A los 25 me hubiera titulado, eso hubiese sido de buen alumno.
Y ahora a los 30 estoy en busca de mi destino. Ser profesional, ser académico, dedicarme al dolce far niente.
Hasta que se me mejore el hígado no puedo tomar. La vida es dura sin un Negroni. Ya no soy un príncipe que paseaba por la riviera o andaba en góndolas con séquitos de aduladores celebrando el ingenio de un adonis juvenil.
Tengo que empezar a ser adulto y solo quiero jugar a ver que pasa mientras transcurre el tiempo y sigo viajando por el universo.
Me siento cómodo con algunas mentiras pero tengo que guardar algo de seriedad. No tendré más sexo sin sentido, no haré nada que sienta vacío. Voy a hacer nada mientras llega el día de ser grande. Y si no, no pasa nada. Good night.