Si te comienza a seguir la luna, no tienes que preocuparte. Solo tienes que verla directamente por un rato, ella no soporta las confrontaciones. Si a pesar de todo ella sigue persiguiéndote, no tienes muchas opciones. Lo mejor será buscar el monte más alto que encuentres y trepar hasta la cima. Cuando la tengas frente a frente, abrázala. Déjate caer en su luz, deja que te ilumine. Acto seguido, debes brillar lo suficiente para iluminarla tú a ella, pues ella es un espejo que te devolverá lo que sea que le arrojes, lo que sea que lleves dentro.