No hay peor miedo que el que embarga cuando no hay nadie dentro del mismo lugar dónde te sientes o permaneces de pie, cuando no hay nada más que la oscuridad de la noche y el ruido de la calle. No hay peor miedo que el que se tiene cuando no hay nadie más en el pensamiento y comienza a florecer la esencia de uno mismo convertida en deseos, frustraciones, egoísmos y demás demonios que surgen en la soledad.

El miedo a estar sólo no es el miedo a estar sin los demás sino a estar con uno mismo, por eso la gente no se tolera, por eso la gente buscar el acompañamiento de uno o de otra, y hacen hijos para no estar solos, y hacen amigos para no estar solas, y hacen conocidos para no tener que verse en la soledad arrumbados como muebles, ya sea en el ocaso de la vida o en el cenit del placer.

La soledad llega y te mata cuando no puedes soportar estar contigo mismo, la soledad que podría ser un grito de desconsuelo también se convierte en el momento más egoísta del ser humano cuando así lo decide y no cuando en la vida le toca estar solo, entonces es inútil caminar y sonreír con la gente porqué al final de cuentas se está solo y nada más, al final del camino no hay más, lloramos y nos doblamos como queriendo regresar al vientre de la progenitora, y nos quedamos dormidos en telarañas que se convierten en sueños y que a su vez nos hacen caer en pesadillas.

Muy pocas veces el hombre sobrevive a la confrontación real y palpable de la soledad, y cuando así lo hace siente el renacer, sabe que no necesita crearse necesidades de tener personas a su lado, entonces conoce el sentimiento real de lo que es ser uno mismo, y aprecia el potencial con el que confrontará y enfrentará la vida, pero cuando no corre la misma suerte, el hombre o la mujer se vuelve loco y en el mejor de los casos encuentra la muerte.

Así con este infeliz, míralo nada más, aventado en el callejón más orinado de la ciudad, reducido a nada con pedazos de carne que alguna vez fueron su cuerpo y que hoy es alimento para las ratas. Tuvo toda una vida para vivirla con los demás pero jamás aprendió a vivirla consigo mismo, míralo y deja de llorar, de cualquier forma seguramente alguien vendrá a liberarlo, esa no es nuestra misión…