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EL FUTURO

Mis abuelos son muy cariñosos conmigo y siempre me han consentido.

Una vez me dijeron que venían del futuro, pero no les creí, obviamente. Aunque, de igual forma, me hizo pensar en cómo sería esa época, cómo serían las personas, si me hubiese convertido en un basquetbolista profesional o si hubiese podido pololear con Daniela (mi compañera del colegio, a la que aún no me declaro - pero me propuse hacerlo antes fin de año), entre otras cosas.

Un día, mi abuela me regaló un perfume, porque les había contado que había una niña que me gustaba. Así que lo ocupé, y cuando se acabó, traté de comprar otro igual. Ahorré por un mes. Pero después de juntar una cantidad que consideré razonable para un perfume, no lo encontré en ninguna perfumería o farmacia. Con la desilusión en mi cabeza, recordé lo que me habían dicho y pensé que tal vez lo trajeron desde el futuro. “No puede ser verdad eso del futuro”, “no se puede viajar en el tiempo”, pensaba mientras esperaba para cruzar la calle.

Mi tata es moreno, alto, con canas y siempre tiene una sonrisa para mí. Mi abuela es más baja, mide igual que yo, no tiene canas y siempre me da consejos sobre la escuela o sobre cosas más secretas o íntimas. “no sé cómo le achunta a la solución en todos los casos”. Le gusta ayudar a los demás. A veces la acompaño a dejar donaciones a un hogar de niños.

A los dos les gusta leer. Mi tata lee las noticias en el computador y mi abuela lee libros de novelas.

Y yo, me considero un joven normal, con mis 12 años quizá tenga más inteligencia que el promedio de mis compañeros. Por eso mismo, pensé que era ridículo que mis abuelos vinieran del futuro, “es ilógico”.

Así que esa misma tarde, después del colegio y de ir a comer un cono helado con un amigo cerca de su casa, me recordé preguntarles a mis abuelos sobre el futuro.

Cuando llegué, vi a mi tata sentado en el antejardín, concentrado en su celular. Apenas me vio, me sonrió. “Hola campeón”, me dijo, y me pidió que me sentara a su lado para mostrarme un video gracioso… sobre un gato. Y sí, era gracioso.

Apenas terminó el video, sin mirarme me pregunta: “¿Sabes lo que es una paradoja?”.

Con una cara de curiosidad, le respondí: “No”. La misma cara que ponía cada vez que me enseñaba una palabra nueva.

“Es cuando algo existe, pero esa misma existencia, hace que no pueda existir”.

En respuesta a mi cara de “no entendí, pero es interesante”, me explicó con un ejemplo.

“Pongámonos en el caso de los viajes en el tiempo”.

“Si tengo una caja de fósforos, pero sólo me queda uno, vuelvo en el tiempo con él y lo enciendo para quemar el mismo fósforo, pero del pasado, no lo podría haber usado en el presente y prenderlo, porque ya estaría quemado”.

Me quedé mirando el vacío por un momento, mientras seguía sentado junto a mi tata, y pensé que sería muy complicado viajar en el tiempo, o más bien, ilógico. Así que concluí que mis abuelos mintieron al decir que eran del futuro.

No le di más vueltas al asunto y entré a saludar a mi abuela Daniela, quién nunca fue mamá.

Texto agregado el 11-07-2017, y leído por 77 visitantes. (1 voto)


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