Como a una mosca en la telaraña,
tal como a la luciérnaga en aquel frasco,
así la atrapaste contra una pared.
En tu red de artilugios la cazaste
con sonetos musicales,
y aún así no la dejas caer
aprecias la agonía de sus alas recortadas.
Tentación reprimida entre tus brazos
candidez que inhibe al arrebato
la quieres y la buscas,
la tienes y la dejas.
Tus ojos se funden en los suyos
cazador apasionado
y en un instante ves a la estrella que te llama
con cantos de sirena te envuelve
caes, atormentado
borracho de ansias y deseos.
Texto agregado el 19-09-2004, y leído por 137
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
08-02-2005
juls_Shulia:
Tal parece una batalla que perdiste.
Al amor hay que pelearlo.
El hombre es cazador por naturaleza pero esa habilidad funciona solo con animales. En lo referente a hombre-mujer no es cazador sino presa.
Habrá quien te dispute ese amor y te toca defenderlo.
Hay veces que el amor es correspondido nada más verse pero es más común que uno deba pelear por quien ama.
joaqledo