Ella salió a hurtadillas de la casa, como esquivando a que alguien la viera y no quería ponerse en evidencia, pues eran como las nueve de la noche, el clima estaba muy frío, había hasta neblina sobre la capital, pero Josefa salió de su casa, iba bien decidida a cumplir una cita, no se sabía por el momento con quién, pero iba con paso firme, apenas pasó un taxi le hizo parar y se subió, se sentó en la parte trasera del carro y empezó a escuchar música en su celular.
El taxista conocía muy bien la ciudad y siempre tomaba los atajos, a esa hora todavía había mucho trafico y grandes filas en las estaciones de transmilenio, hacía más frío aún y una fina lluvia caía sobre Bogotá, pero eso no era problema para que ella fuera a cumplir con su compromiso. después de un recorrido de casi cuarenta y cinco minutos llegó a un centro comercial y antes de bajarse pagó la cuenta y se bajó rápido, enseguida entró al centro comercial donde un hombre la esperaba en la cafetería, apenas la vio salió a su encuentro y se abrazaron como si fueran viejos amantes y luego pidieron dos cafés bien calientes, entre sorbito y sorbito se tomaron todo el café y ella pidió otro, parecía no tener afán, a pesar de la hora y que su marido debió llegar ya a su casa.
Después de ese café salieron a un parque que había muy cerca del centro comercial, ahí se encontraban los enamorados, los fieles y los infieles, él le tomó la mano, ella se lo permitió luego la abrazó, ella se lo permitió y antes que el la besara, ella lo beso largo, muy largo, se veía que lo quería, era como si ese encuentro le diera más vida, pues con el esposo ya todo estaba desgastado, los besos, los abrazos y hasta las palabras.
No se supo cuántos besos ella le dio, lo único cierto es que debió desgastarle los labios . Ya iban a ser las once de la noche y el frío era más intenso, había dejado de llover y eso era un aliciente para quienes andaban por las calles y por toda la ciudad. Bogotá es una gran ciudad, pero fría como ella sola y para no sufrir los rigores del clima hay que andar con mucha ropa encima. josefa llevaba una chaqueta gruesa, guantes y bufanda, al igual que un gorro de lana. Josefa tenía buen cuerpo, era delgada y con buenos glúteos y pechos.
Antes que ella se fuera para su casa, él saca un fajo de billetes y los guarda en la chaqueta de Josefa, ella se da cuenta, pero no los cuenta en ese momento, sus ojos se iluminan pues sabe muy bien que ha conseguido el objetivo, no solo disfrutó de las caricias, sino que hasta dinero le dieron. Antes de despedirse de aquel hombre lo besó y lo abrazó fuerte. Caminó hasta la avenida, pero alguien la empezó a seguir, es más, hasta la había fotografiado cuando se besaba, esos malditos celulares con cámara que en cualquier instante pueden dar al traste con una infidelidad y, hasta causar una desgracia. Ella agarró otro taxi y quien la seguía también otro taxi, el recorrido fue rápido y los dos taxis llegaron muy pronto a su destino, el uno paró enseguida del otro, sus ocupantes se bajaron y el detective la tomo del brazo y le dijo que la iba a delatar con su marido, pero ella le pide que la bese muchas veces y el detective la besa con pasión, con deseo y pronto se excita, ella le pide que la lleve a un motel y él la lleva, después del acto amoroso ella le pide dinero, él se lo niega y empiezan a discutir, en ese momento se aparece otro tipo y le dice al detective que lo ha fotografiado y que le mostrara las fotos a su esposa y no le queda más remedio que darle un millón de pesos a cambio de las fotos, el hombre le pasa el celular para que las elimine y luego se marcha con Josefa.
En el camino empiezan a discutir, ella lo besa muchas veces y van a la casa de él, tienen sexo y ella le pide todo el dinero que le quitó al detective, él accede, pero antes de despedirse le dice a josefa que en la alcoba había una cámara y todo quedó grabado
y que ahora mismo le avisará al esposo de Josefa, ella le dice que no lo haga pues con eso no ganaría nada, pero ya es muy tarde pues el ha timbrado en el apto, enseguida un hombre un poco gordo les abre la puerta y los invita a seguir, mandan a traer vino y al calor de los vinos le cuenta que su mujer lo traiciona. El marido de Josefa solo atina a decirle que la manda a conseguir bobos y a quitarles el dinero, pero que no se preocupe y siga tomando vino, pues no le gusta trabajar y a los dos les gusta vivir bien y cada año se van de vacaciones a las islas Canarias.
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