Etérea..., ajena a mí misma...,
añorándome mientras existo en tu mirada
regalada a un reflejo de mi latir...,
añorándote mientras me vibra tu alma
arrasando mi universo prefabricado:
conquista del precioso instante vivo,
ausencia de bonitas razones sin vida,
suspiro resguardado de intenciones
existiendo sin motivos, exhalado afuera,
impregnándolo, atónito, todo...
Etérea..., aferrada a un reflejo de mí misma
donde el aire no me falta,
donde los ojos no miran pero ven,
donde la risa no es sarcasmo
sino devoción al simple existir,
donde ojos cerrados
liberan almas vivas...
Mientras te digo "hasta luego"
mi alma se despide de quien no soy,
sintiendo mis deseos sin nombre
como sueños realizados,
carencia de frustraciones,
certeza de mi alma
derramándose en la tuya,
belleza y dulzura al creer reconocerte,
pero magia absoluta de reconocerme en tí,
paz de no necesitar transmitir
lo que sé que sientes sin más...
Mi cielo comenzó a existir
en la limpia luz azul de tus ojos,
en el océano de tu existencia
que nado, despojada de recuerdos...
Tu ternura besó todas mis heridas;
no desaparecieron, pero encontraron
el sentido mudo de una suave felicidad,
abrazando de nuevo toda mi vida
como un todo de mi existir...
Y soy..., gracias a tí...
Tu belleza se derramó en mi vida
como un suspiro ciego de dudas,
mudo de razones, sordo de ausencias,
leve caricia de tu alma rondando
las murallas levantadas en vano:
Todas fueron traspasadas por tu luz,
mis centinelas se reverencian a tu paso,
mis miedos te sonríen disipándose...,
tu existencia perdura prolongando
mi alma tan infinitamente
como para no dejar de sentirte...,
ni un solo segundo de mi vida.