Esas criaturas que son llamadas orimáculos en la lengua del lugar en el que existen (llamadas también somniaculpa del latín somnus y culpa por los eruditos de este mundo que saben de su existencia) son los responsables del sueño en los seres vivos. Los orimáculos se arrastran por los suelos sobre los que los vivos han caminado. Son pequeños - alrededor de 0.1 mm - y no soportan la luz intensa, por lo que son seres nocturnos. Cuando caen las tinieblas en el mundo ellos salen de sus madrigueras y cubren el suelo de los vivos. Trepan por todas las superficies que encuentran, ya que su apareamiento solo puede darse a más de medio metro de altura con respecto a la posición en la que se encontraban al momento de que la hembra llegase a la fertilidad, y la energía que utilizan para llegar a tales alturas es basta. Solo podrán reproducirse una vez pues su tiempo de vida es corto y rara vez viven por más de dos días y, si necesitan alimentarse, se comerán las motas de polvo que se encuentren en su ascenso. Estas criaturas, cuya forma recuerda en apariencia a una babosa con un brillo de neón opaco y al pensamiento de un vacío cósmico, se deslizan sobre los humanos en búsqueda de altura y se acumulan sobre las facciones de las personas, causando en ellas una sensación de pesadez que, inevitablemente, deriva al sueño pues, los orimáculos, que pertenecen a otro mundo pero habitan sobre todo el nuestro, terminan cubriendo todo el cuerpo de la persona que los sostiene, acrecentando la pesadez sobre las facciones. El orimáculo es invisible al ojo humano y al de casi todas las especies vivas - con excepción de algunos tipos de mosquito - lo que lo convierte en un ser muy difícil de evitar. Las hipótesis sobre lo que hace que estas criaturas produzcan sueño varían tanto que algunas incluso se han considerado fundamentales para sostener nuevas corrientes de pensamiento. Una teoría ampliamente aceptada dice que para alimentarse la criatura va devorando lo que en el otro mundo hay de la persona sobre la que yace, produciendo una desnaturalidad que ocasiona que su existencia se haga imposible, por lo que carece de sentido y, como consecuencia, la persona manifiesta el fenómeno del sueño. Al amanecer los orimáculos abandonarían a la persona y comenzaría un proceso de renaturalización que despertaría a la persona de su letargo. Otras teorías dicen que el sueño es simplemente causado por el peso de las criaturas sobre las facciones de las personas, lo que causaría un adormecimiento que llevaría irremediablemente al sueño. Los orimáculos fueron descubiertos en 1784 por el químico francés Sady Vancoi durante sus estudios sobre la fermentación de los vinos, pero su relación con el sueño no fue descubierta sino hasta el año 1850 por el botánico y químico holandés Vlas Mai-Liussac durante sus experimentos sobre el somnórico, fluido hipotético al que se le atribuía el fenómeno del sueño. Mai- Liussac notó la presencia de las criaturas en los cuerpos que se supone debían contener alto grado de somnórico y también notó como en los cuerpos que más se movían - y que, según se suponía, el fluido caería parcialmente del cuerpo como consecuencia del movimiento- los orimáculos se encontraban en menor medida, cosa que en el futuro atribuiría a que el movimiento de los cuerpos hacia caer a las criaturas como cae la nieve de un tren de invierno echado a andar. En base a sus estudios acuño la palabra somniaculpa en una publicación en el año de 1851 titulada: “Sobre la naturalez a del somnórico y la escoria de Sady Vancoi” (la escoria de Sady Vancoi era como comúnmente se referían, en los círculos intelectuales, al orimáculo, debido a que se pensaba que no era responsable de absolutamente nada). En ese entonces Vlas y sus colegas pensaban que los orimáculos podían ser las partículas que conformaban el somnórico. Esto no fue desmentido sino hasta 1861, fecha en la que el propio Mai-Liussac demostró que una persona a la que se la privase del sueño llegaría eventualmente al punto de estar tan débil y cansada que el aumento de somnórico sería insostenible y que, por lo tanto, la persona debería perder el sueño con el tiempo, por lo que la existencia del somnórico era inconsistente con las observaciones.
El termino orimáculo no fue conocido sino hasta 1870, fecha en que la criatura descubierta fue relacionada con el orimáculo que describía el sabio Pavot en sus cartas sobre los sueños y las alucinaciones en las que relataba sus viajes a otros mundos mediante los sueños y las alucinaciones producidas por sustancias. Unos meses más tarde, a mediados de 1871, se demostró que se trataba de la misma criatura.
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