Mirada tímida cual flor esperando el sol de la mañana.
Mejillas sonrojadas, ruborizadas como rosas adornando el jardín.
Sonrisa resplandeciente, dos pequeños agujeros en los extremos, simulando las nubes cuando un ave las atraviesa con su hermoso aleteo.
Cabello largo, negro, rebelde como una tormenta, pero suave como el algodón.
Rostro angelical irradiado de luz, como el amanecer, lleno de magia como un ocaso, y tan hermoso como un cielo estrellado.
Cuerpo delicado, moldeado por Dios, y adornado de pequeños lunares como cometas recorriendo el universo.
Alma tierna, comprensiva, cariñosa, amable; un alma perfecta, una mujer perfecta, así eres tú, no sé si para el mundo, pero eres tú… tú para mi…
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