Recuerdo una ciudad donde la lluvia
era la primera vecina que saludábamos,
donde los paraguas eran la primera vestimenta
y donde charcos y pozas eran los espejos de la mañana.
Recuerdo tardes en que no crujían los relojes
y nubes y más nubes alargaban los inviernos
en que mis pasos eran hojas secas y crujientes.
Recuerdo una calle donde tus ojos y los míos eran sus límites,
y donde tus manos eran pájaros dormidos en las mías.
Un recuerdo más otro recuerdo
una flor con otra flor
dos almas encendidas por el mismo fuego
dos cuerpos que se ataron como si fuaran uno.
Recuerdo tu pelo impenetrable
caído desde tu cabeza hasta tu espalda
como agua arremolinada
como lana enredada.
Recuerdo hoy mis recuerdos
de ti del invierno de la lluvia y de tus ojos
como si todavía palpitaran en mi memoria
tan vivos como ayer como hoy y como siempre.
Texto agregado el 24-06-2017, y leído por 62
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Lectores Opinan
24-06-2017
Encendida narración de bellos recuerdos. Cinco aullidos yar