Sin habla
Estaba exhausta con todo el preparativo de la ceremonia. Mis padres querían cuanto antes los votos, yo por el contrario deseaba un diluvio, algo que lo atrase o simplemente que detenga esa locura. Retrocediendo unos meses antes, mi hermana menor había contraído matrimonio con un Joven. Todos estaban maravillados a diferencia de mí, que no lo aceptaba. Por supuesto nunca dije nada y él tampoco. Estaba enamorada de ese hombre, odiaba la idea que fuese con ella y odiaba que no hiciera nada por nosotros. Aunque lo ocurrido fue mucho tiempo atrás no podía olvidarlo. Y a esta altura ya no lo podía evitar. Mis sentimientos y emociones me estaban gobernando a tal modo que no existía raciocinio de mi parte. Pero toda esa masacre craneal ocurría en mi cabeza oculta de todo ojo. Por fuera lucia normal. Cuando mi hermana me pidió ser su madrina tuve que decirle que no. Invente una historia que ni yo la creía. Sin embargo, me sorprendió que no insistiera y le rogo a otro familiar. Hubiese deseado que fuese Cruella DEvil para que la eliminara junto a sus perros. Dios mío en esos momentos me di cuenta que estaba desvariando. Faltaba unos días para la boda y mi cabeza ¡quería muerte!. Mi pobre alma no sabía a quién recurrir. Menos al idiota del novio. ¡Pero que novio! Lo anhelaba de una manera enferma ¿Por qué aspiraba aquello tan abominable? Mi mente estaba casi al control de todo y veía sólo lo que ella pensaba. Perdí el control de mi misma, no tenía fuerzas para luchar, ni pedir ayuda. Era el día de la boda. A ratos oía mi nombre… -¿Qué te sucede?... no te he oído hablar ni una palabra. Pensamos que estabas drogada. Dijo mi hermana. Yo no hablaba, sólo asentía. No era consciente del todo. Sin querer me percate ya no estaba ese sentimiento obsesivo, no obstante no podía verbalizar, los pensamientos me consumían y no tenía dominio de mis actos. Ya era muy tarde dijo mi desamparado Yo. Algo habitaba en mí.

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