Yo he llegado hasta aquí, llegue lejos.
Atreviéndome a la tinta y al papel blanco,
y tú detrás, cual si fueras un sordo espejo,
marcándome los límites de estar contigo.
Si alguna vez tuviera que inventarte de nuevo,
tal vez te inventaría con preguntas diluidas,
sosteniendo la piel y pijamas de blanca seda,
o mejor sin pijamas. Que necesidad de poner
estrépitos que pasarán como simple olvido.
Te inventaré más allá del diagnostico,
como un pecho que crece hacia un costado.
Quizás con los mismos síntomas
que sacan de lo oscuro todo lo que es claro.
Te inventaré arrinconado en la insanía de los días,
para que no me mires más, ni aún mirándome.
Con curvas, esquinas, y muchas travesuras,
aplaudiéndome desde una noche sin estrellas,
desde un espejo sordo, dibujada en tinta,
sobre los límites de un papel en blanco. |