Y llueve el cielo
como si llorara mi alma,
con palabras en forma de gotas
mojando con lagrimas mis zapatos.

No hay nadie,
la gente huye de la tristeza de las nubes
dejando solo calles que parecen ríos,
con restos de huellas de personas
que alguna vez pisaron este pavimento.

El frio acompaña a la sollozante época,
necesitare, tal vez, un cuerpo
que ayude a calentar mi mente
para evitar que las palabras se vuelvan granizo.

Pero como solución inmediata
se recomienda una bebida caliente
y un libro para que también llueva la imaginación.