Sobrevivir a la noche

Me da miedo estar
solo, no deseo encontrarme
rodeado de obscuridad.
Mi habitación es tan agreste,
en los rincones solo veo sombras
que llaman a la amargura y a
la tristeza, se mofan de mí suerte.
No quiero dormir en soledad,
cansado estoy de noches que
auguran desesperanza y malos
pensamientos.

Ya no aguanto más, la luna ya
no me brinda su cándida luz,
las estrellas ya no guían mi
tortuoso camino. Las sábanas
me rodean, me asfixian, gritos
de auxilio corren por mi habitación.

El ambiente huele a tierra y
cemento. Sin embargo, recuerdo
que prometiste que esta noche
cuidarías de mí, dijiste que necesito
una mano amiga. En lo cierto estabas,
más que nunca antes de tu consejo y
tiernos abrazos dependo. De par en par
la puerta se abre, y el brillo de tu rostro
de porcelana ilumina mi recamara. Me
libero de las amarras, observo tu semblante,
anonadado me quedo, estás
hermosa. Sonríes, te acercas,
me tiendes la mano. Te abrazo,
me abrazas apretado.

La obscuridad se ha
marchado, ahora reina
la luz.