¿Qué me gusta más, la ficción o la realidad?... Si hablo de la vida cotidiana, ésa que se va conformando día a día, llena de deberes y compromisos, pero donde también están mis amigos, mis seres queridos, las cosas que me gustan y disfruto, los momentos únicos que me hacen sentir feliz, quizá elegiría la realidad, la cual me permite plantar los pies con firmeza y ser práctico para resolver los mil y un detalles de los retos a los que tengo que enfrentarme diariamente.
Si me refiero a textos literarios, quizá mi respuesta sería que prefiero la ficción. Y es que esto de la realidad y la ficción me atosiga continuamente; porque ¿qué es real?, ¿qué es ficticio?... Si miro una peli triste o leo un libro que me conmueve y lloro, mi llanto es real y mis sentimientos lo acompañan; pero la peli es ficticia ¿o no?... ¿O mi llanto es ficticio porque la peli no es real, porque no proviene de un hecho real?... El trillado lugar común reza que la ficción supera a la realidad.
Ficción y realidad parecen polos opuestos, pero sé con certeza que eso no es así. Existen un sinfín de hechos cotidianos que rozan con lo fantástico, con lo mágico; y ficciones a las que les falta casi nada para considerarlas reales. Ficción y realidad se interrelacionan y amalgaman para constituir un todo, que resulta superior a ambas.