No creo en el tiempo
como contenedor de deseos,
creo en ti, dulce desvelo,
creo en un reencuentro
que devuelva la calma a la piel que uso de pretexto.

Hace frío en este cuerpo,
será el amor fusilado o el asco inapropiado,
será el sentido vacío
que le dieron a mi vida,
y no voy a lamentarme,
pero si me mientes
no tendrás derecho a juzgarme.

Creo en los niños
y sueño con un globo aerostático
que me lleve donde mueren los domingos,
creo en tu amor peregrino
que le brindó la claridad a mis ojos
sumidos en el olvido.

Creo y descreo de todo lo que he vivido,
porque son manchas en la memoria
que se desfiguran y detonan sin un sentido digno,
porque no tengo historia ni imágenes
que vislumbren las circunstancias desfavorables
que sucumbieron mi universo interno.

Creo en mí
a pesar de que me perdí,
y sospecho que me encontraré algún día
cuando se abran los cielos y nos revelen su elixir;
creo en mí y también creía en ti
pero me perdí.