Siento las caricias de tus besos. El pasado mirándonos sonriente y el futuro tendiéndonos su mano cálida y amable.
Siento el poder de tu corazón bajo mi mano, cuando me acurruco en ese sitio tan mío, tan nuestro.
En ocasiones quiero gritar. Pero no de terror ni de angustia. Quiero gritar a los cuatro vientos, incluso a los cinco si los hubiera, que mi corazón ya no sufre, no sangra. Porque tú has sanado cada herida con tu paciencia, tu amor y dedicación.
Sin embargo, no me relajo. No quiero relajarme. Relajarse es acostumbrarse, dar las cosas por sentado. Nunca me cansaré de luchar por nosotros, de reír contigo y de avanzar junto a ti. No me cansaré de nuestras riñas por estupideces, que siempre empiezo yo porque no tengo paciencia. No me cansaré de los buenos días, pero tampoco de los malos. No me cansaré, nunca me cansaré.
Sé que a veces soy cabezota, rebelde y contradictoria. Sé que no siempre soy lo perfecta que querría, pero junto a ti soy mejor. Siempre mejor.
Llegaste a mí cómo llega la lluvia a una zona desértica. Llenándome de vida, de ilusiones y enseñándome lo hermosa que es la vida cuando amas a alguien.
Quiero que pasen los años para vivir todas las experiencias posibles juntos. Pero también quiero que el tiempo se detenga cuando estoy entre tus brazos.
Ese sitio tan mío, tan nuestro.

*AMZ-JMP*