Te extraño.
Domingo de tarde. Un viento q te mueres afuera.
El sonido del viento (pero fuerte).
Y te extraño otra vez.
No deja de impresionarme el hecho de que llevo más tiempo lejos de ti que contigo. Y aún así no soy capaz de sacarte de mí.
Escribo porque odias que te hable de esto.
Creo que lo hago porque tengo la necesidad de gritarlo, pero no importa cuán fuerte lo haga.. a 12mil Km no me escucharás. Pero sí, me gustaría gritártelo. A ver si lo entiendes. A ver si logro penetrar la capa de hielo con la que te cubriste cuando me vine. No vas a perdonarme. Debí ser más valiente cuando pude, cuando estaba de frente a ti, a 30 cm, no con un océano entero separándonos. No pensé que lo que escondí con tanto esmero (de ti, de mí y de todos con muy poco éxito) era tan fuerte. Tenía miedo de que lo fuera. Sigo diciéndome que no me parecía justo contigo, pero la verdad es que estaba aterrada. Suspiro. Por qué aparecer justo ahí? (me pregunto por enésima vez). Por qué no después. Y es una pregunta retórica, porque sé que de haber sido después, habría sido tarde. Y si hubiese sido antes, no podría haberme venido jamás. Entonces vuelvo inevitablemente a lo mismo, las cosas suceden cuando tienen que suceder (es solo que me está costando trabajo entender esta). Y nos encontramos cuando teníamos que hacerlo. Y aunque me encanta esta sensación de opresión retroesternal suave, casi como un cosquilleo.. es en estos momentos en que siento que el tiempo pasa más lento que nunca en la vida, y que el encuentro está cada vez más lejos (si es que sucede. Verte seguro, encontrarte.. es otra cosa).
Todo esto es una real locura.
Tengo miedo de que no me mires como siempre. Sé que no sabes cómo es. Pero yo recuerdo perfectamente la sensación que me provocas cuando me miras. Y me aterra pensar que no esté ahí cuando te vuelva a ver.
Tengo ganas de respirarte, de sentirte con todos mis sentidos. Más que verte.. quiero sentir el sabor de tu piel. Mi nariz y mi boca son las que más te extrañan. Eso es raro, pero es así. Mi espalda extraña tu peso, tu respiración y tus labios. Extraño besarte, pero sobre todo extraño que me beses. Extraño sentirme tuya cuando me respiras, me miras, me besas y me tocas. Extraño ese sentido de “despertenencia”. Suena más raro?
Eso es lo que haces conmigo. Eso es lo que nunca me había pasado y me pasó en tan poco tiempo contigo. Desde ese día primer día, que guardo secretamente en el borde de mi retina. Esa sensación de la primera vez que te vi y que me viste. Que seguro no recuerdas. Ese día fui tuya. Ninguno de los dos lo supo. No sé si eres muy intenso o soy muy sensible. Probablemente un poco de ambas.
Tienes razón, no está bien esperar que todo sea como si no hubiese pasado nada. Fui egoísta al pensarlo así.
Es solo que te extraño tanto.
Cómo odio esta puta distancia!!
No es que quiera que me esperes, pero mi lado más egoísta sí quiere que lo hagas. Quiere que estés nostálgico, quiere que pienses en mí cada vez que te pasa algo bueno, y cada vez que te pasa algo malo. Cuando estás feliz, quiere que quieras llamarme. Cuando estés triste, quiere que quieras correr a abrazarme.
No está bien. Lo sé. No es justo, no es correcto.
Lo siento. Siento haberte dejado. Siento haberme escogido antes que a ti. Siento haberme quedado lejos. Siento haber esperado que me pidieras que no lo hiciera. Siento no haber sido yo la que escogiera por nosotros, aunque pudiera significar escoger un fracaso. Siento no haber escogido haberlo intentado. Siento habérselo dejado al destino. Siento no haber seguido a mi corazón hasta el tuyo, aunque no hubieses estado para recibirlo. Siento la falta de coraje. Siento echarte en cara que lo tengo, cuando en verdad demostré que no. Siento haber pensado que al vernos nos encontraríamos de nuevo. Siento haber asumido egoístamente que todo sería igual.
Claro que no será igual. No puedo pedirte eso. No puedo pedirte que me extrañes. Que me esperes. Que te duela. No puedo pedírtelo, esperarlo ni quererlo.
No está bien.
Sé que tengo que dejarte ir. Sé que quieres hacerlo y que no te lo hago más fácil.
Es más, ya te soltaste, y yo sigo ahí aferrándome.
No sé cómo hacerlo. |