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Inicio / Cuenteros Locales / maparo55 / Notas de paso: Crónica de un sábado

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Este también es un texto muy antiguo, espero que conserve la gracia de entonces.

El sábado anterior he ido de shopping (esta palabra siempre se me ha hecho muy nice, como muy elegante), en compañía de un amigo; a mediodía nos hemos trepado en una combi del transporte público, abordado el metro de Cuatro Caminos y nos hemos dejado llevar entre pláticas y risas, hasta la estación Hidalgo (apellido sagrado por estos lares, por ser el cura Hidalgo el que dio el grito de nuestra Independencia). Los vagones estaban repletos y hacía un calor del demonio (chin, no me gusta conjurarlo de esa manera, por aquello de las recochinas casualidades; porque me da mucho mello que el día menos pensado me lo vaya a encontrar por ahí, y luego ¿qué hago?...); pero el viaje fue soportable y tan pronto estuvimos en la calle, echamos a caminar hacia la calle de Balderas, con la intención de “babosear” en los puestos de libros, revistas, cómics, discos, ropa, pelis, comida, etc, que se ponen diariamente a lo largo de la acera, a partir de donde empieza La Ciudadela.
No había mucha gente, así que resultaba cómodo pararse a ver los libros, verificar títulos y preguntar precios.
- ¿Cúanto vale el libro de Villa, de Taibo II?- preguntó mi amigo.
- 190 pesos.
El precio me pareció decente, en las librerías, su costo andaba arriba de los 300 pesos. No lo compró y seguimos andando.
En cada puesto, encontramos libros de todos tipos: de cocina, de medicina, jurídicos, novelas, libros técnicos; caros, baratos, de precio medio; nuevos, viejos, de oferta; éstos últimos se adaptaban muy bien al presupuesto de nuestros bolsillos. A los vendedores de Balderas, los tildan a veces de comerciar ediciones piratas de los libros más recientes o que están de moda; podría asegurar que eso no es cierto, La Reina del Sur de Pérez Reverte que compré en una visita anterior, es una edición perfectamente pirata; pero eso seguramente fue una “casualidad” y no tiene que ver nada con la acusación mencionada (ja, ja, ja, qué hipócrita soy, si sé bien que el precio tan económico en el que se venden muchos libros de este lugar, es precisamente porque pertenecen a los del parche en el ojo).
Fuimos mirando y preguntando el precio de diversos libros, nos emocionamos con bellas litografías de Frida Kahlo, Marilyn Monroe y Emiliano Zapata; un poco más adelante nos topamos con los cd´s de gran variedad de artistas, que nos llamaron poderosamente la atención; sobre todo algunos de cantantes y compositores no muy conocidos, pero de indudable calidad musical. Así que sin pensarlo más y hurgando entre el repertorio piraña, que estaba a la venta, apareció el nombre de Verónica Ituarte (¡cómo me gusta la voz de esta mujer!, canta el jazz con inmejorable voz y sentimiento, y en español que es muy importante). Armando Rosas (el de la Camerata Rupestre) también estaba entre el repertorio de los cd´s grabados y ni más ni menos que el disco más reciente de Lila Downs, grabado en vivo, en París. Me compré los tres (mi cuate se trajo uno de Son de Madera, otro de sones jarochos y uno más de Paté de Fuá). Para rematar, me pesqué también el cd más reciente de Arturo Meza, que no deja de gustarme, aunque a veces algunas de sus canciones y tonadas, me resulten muy parecidas. Total que entre mi amigo y yo nos gastamos algunos pesos, porque también compramos pelis (¡piratas, por supuesto, faltaba más!); agarré y no solté la del Dr. Zhivago (¡ay, preciosa Lara!), Barfly (con una Faye Donaway madurita y de todavía muy buen ver en ese momento) y Letras prohibidas, la leyenda del marqués de Sade (¡mmmhhh... Kate Winslet de mis amores!).
Más tarde, caminamos hasta la calle de Victoria, donde prácticamente se nos atravesó un puesto de tacos de cabeza (de res, supongo, o quiero creer que lo eran), que estaban riquísimos. Nos tragamos dos cada uno, pero si nos hubiéramos decidido, habría valido la pena consumir más (¡Uh!, después de los tacos nos quedó un rico sabor a cebolla y cilantro, que si alguien se nos hubiera acercado demasiado, habríamos tenido que hablarle de ladito). Para disimular el olorcito, compré unas pastillas Halls sabor miel, que mitigaron un poquito el desliz.
Así, así, poquito a poco, nos llegamos hasta el Mix Up de la calle de Madero (la calle parecía campo minado, porque con eso de que ya es peatonal y la están componiendo, el aglomeramiento y el polvo suspendido en el ambiente eran el pan cotidiano del momento). En el interior del local, nos hundimos entre pelis y cd´s a nuestro antojo y libre albedrío; para terminar con la compra de pelis, me traje El extraño caso de Benjamín Bottom (esa donde el Brad Pitt nace viejito y se va volviendo más joven, y Cate Blanchet, luce preciosa).
Mal acostumbrados a comer y con el hambre que teníamos para esas horas, nos metimos a devorar una hamburguesa con papas y un refresco, en un Burger King (bueno, todos tenemos defectos, así que acabamos haciéndole el juego a los gringos y a su comida chatarra).
No terminó ahí la cosa, ¿cómo íbamos a dejar pasar la oportunidad de entrar a la librería Gandhi (hubiera sido un pecado no hacerlo, si estaba a sólo dos pasos del Burger). Ni modo, entre mirar y mirar y hojear libros, se me pegó el de Seda, de Alessandro Baricco (el comprador compulsivo de libros que llevo dentro, me dijo: llévatelo, te lo mereces, ¿o no?).
Mi amigo entretanto, tampoco dejó de comprar, entre sus manos llevaba un libro de Paul Auster y anteriormente se le habían adherido prácticamente, dos pelis de Fred Astaire y la de Eréndira (esa que viene hablada en purépecha).
Bueno, la crónica ha sido un poco larga y ya llego al final. Si algún día se atreven a deambular conmigo por el centro de la Ciudad de México, no me permitan acercarme por nada del mundo a las tiendas de discos y librerías, tengan por seguro que como el doctor Jekyll se convertía en Hyde, yo también me convierto de una persona relativamente normal, en un monstruoso y vil pellejo de carnicería, porque en cualquier gancho (léase librería, tienda de discos, etc) me atoro.
I was made from loving you (books, films and cd´s. ¿Is correct?)... Creo que mi noción del idioma gringo, deja mucho que desear. Chao. 04/09/10.

Texto agregado el 06-06-2017, y leído por 212 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
08-06-2017 Como Luisito comunica, una tarde de esas que nos gustan tanto, me quedé con ganas del burrito con carne cebolla y cilantro, seguro que mil veces más bueno que el Burri King. Saludos centenario
08-06-2017 Mira por donde me di un paseito por ciudad de México. Yo soy más de Woman Secret. Jah!!. grilo
07-06-2017 Un sábado bien aprovechado y contado con todo lujo de detalles. Por cierto vi hace poco la peli que compraste, " Benjamin Botton", curiosa, ¿verdad? Buen trabajo. Daiana
07-06-2017 Un relato genial Me hizo recordar a mis sábados de Buenos Aires con la salvedad de no conocer los burritos , pero si la comida chatarra de los gringos. Desgraciadamente algunas queridas librerías de "viejo" han cerrado, no por falta de lectores sino porque los bolsillos ya no son como antes. Un abrazo zumm
06-06-2017 Un gran recorrido hasta con hamburguesas y papitas incluidas. Siempre se aprende contigo; y esta vez no fue la excepción, gracias por llevarnos de la mano, por ello, y por muchas otras razones te amamos en este cielo azul. Un fuerte abrazo y gracias por todo, Mario tan querido. SOFIAMA
06-06-2017 Estimado, si visitas el país donde vivo, sufrirás el mismo problema. Es una alternativa al consumo de "mall". Y por supuesto, todo más barato. Un ahorro para el hogar. Una forma de "salirse" del sistema que nos oprime. Saludos FerdiCartago
 
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