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Enloquecido y horrorizado corría despavorido por la jungla entre aquel espeso follaje que asfixiaba, al mismo tiempo que intentaba decidir en fracciones de segundo cuál camino tomar, cuál de ellos sería el menos obvio para mis perseguidores, procurando hacer el menor ruido posible y controlando el sonido de mi respiración, ya que debido al esfuerzo ésta retumbaba como fuelle de fundición.

Un caudal de pensamientos se apiñaban en mi mente obstruyendo mi entendimiento, situación que no me dejaba tomar las mejores decisiones, sin embargo por más que trataba de hacerlos a un lado, volvían, sobre todo uno de ellos... ¿Cómo demonios había llegado a esta situación?

Recordé que apenas unas horas atrás estaba degustando un licor local que me ofrecieron en aquel peculiar lugar, cuyo sabor travieso le recordó a mis papilas aquellos días en los que recorría esos establecimientos pueblerinos de mi país, en los cuales lado a lado los maestros licoreros ofrecían probaditas de sus creaciones… ¿Cómo diablos le hice para llegar a esto?

Continuaba mi carrera esquivando árboles, arbustos y matorrales buscando un lugar ideal para esconderme, en el cual pudiera tranquilizarme y pensar con la mente fría, sin embargo, como si mis problemas no fueran ya lo suficientemente graves, ahí estaban todos esos bichos habitantes de ese lugar, desde mosquitos cuyo principal propósito era acabarse mi sangre y dejarme cundido de ronchas, hasta a saber que otros animales mayores interesados en mí, como su próxima comida… o cena, empezaba a oscurecer.

Al ir disminuyendo la luz las sombras se tornaban cada vez más tétricas, poco a poco la oscuridad se apoderaba de todo y los ruidos incrementaban sus decibeles volviéndose aterradores, los árboles se convertían en gigantes conspiradores que acechaban a cada paso y los arbustos se abalanzaban sobre mí, deteniendo mi respiración y haciendo galopar mi corazón a revoluciones inimaginables, el pánico empezaba a hacerme su presa y un par de lágrimas esbozaron en mis ojos, deslizándose irremediablemente al tiempo que mi cuerpo temblaba como gelatina… ¿Cómo me las arreglé para meterme en este lío?

Fue entonces que a punto de desfallecer alcancé a ver una pequeña hendidura entre dos árboles, justo por debajo de un pequeño desnivel en el terreno, ahí me escondería y rezaría porque no me encontraran, me acurruqué lo más que pude en aquel resquicio, el cual a primera vista parecía más hondo, sin embargo creo que fui muy optimista, aunque por otro lado no tuve que desafiar a ninguna bestia propietaria del lugar, lo cual en mi circunstancia actual ya era ganancia. Agudice el oído para determinar qué tan cerca estaban mis perseguidores e intenté tranquilizarme respirando pausadamente… ¿Cómo diantres me metí en esto?

Al tomar ese respiro mi mente viajo nuevamente horas atrás cuando mi vida era hermosa, estable y optimista, cuando estaba disfrutando de unas vacaciones bien merecidas, ese viaje tan bien planeado cuidando todos los detalles para poder disfrutar al máximo con mi esposa… ¡Mi esposa! con un demonio ¿dónde está mi esposa? ¿Por qué estoy huyendo yo solo? ¿Qué le hicieron? ¿Por qué diablos estoy huyendo? miles de preguntas se arremolinaron en mi cabeza, de pronto me di cuenta que no sabía que estaba pasando, traté de clarificar mis pensamientos y entonces supe que en realidad no sabía por qué estaba ahí... ¿Qué fue lo que hice para meterme en este lío?

Aterrado, inmóvil y en completo silencio alcance a percibir ruidos, roncos gruñidos… y pasos, los cuales se escuchaban cada vez más cerca, hasta el punto que logre determinar que se situaron justo detrás de mi escondite, tuve que poner ambas manos en mi pecho para que el corazón no saliera volando, aguanté lo más que pude la respiración y esperé…

Paso una eternidad hasta que decidieron bajar por ambos lados de mi guarida, estaba rodeado, ¡me habían encontrado!

Al verme, aquella bestia enorme tan blanca como un oso polar se agachó para sujetarme con sus enormes garras, acerco sus fauces a mi rostro y roncamente gruño con voz suave y calmada - Manuel ya tomaste la medicina que tanto te gusta y se está haciendo tarde, que te parece si mañana seguimos jugando a perseguirte por los jardines del hospital.

… lo que no saben es que mañana, sí me escapo.

Texto agregado el 05-06-2017, y leído por 278 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
13-06-2017 Excelente forma de expresar la desesperación en un relato que deja al lector con el mismo terror del poeta. Muy bien!!! Me encantó* * * * * Un abrazo Victoria 6236013
11-06-2017 Excelente relato. Muy bien desarrollado y escrito. Saludos. maparo55
07-06-2017 Tengo la certeza que ya lo había leído. Igual y lo disfrute grandemente. El final... Muy bueno. Cinco aullidos locos yar
06-06-2017 Fuerte y triste, amigo Sirio. Reflejas en tu extraordinario relato los vericuetos mentales que recorren los que tienen la desgracia de caer en enfermedades así. Bien esbozado el perfil del personaje central. Excelente las descripciones para lograrlo. Triste por lo real. Un abrazo eterno y full, Sirio tan querido; y qué alegría tu vuelta a este Planeta tan amado. SOFIAMA
06-06-2017 Muy bueno la verdad, me entretuvo bien 5* Ivancamella
06-06-2017 ¡ DEMONIOS ! Que inseguridad hay en los manicomios.Me gustó.UN ABRAZO. gafer
 
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