encendí la luz del cuarto... la apague y encendí una y otra vez... hasta quedar agotado... en la oscuridad traté de sentir algo mas que no pase por el ducto mental... aspiré el aire que hinchaba mis pulmones una y otra vez... necesitaba sentir algo mas... miles de puntos de luz llegaron hacía mí, como una lluvia de meteoros o estrellas... me tumbé en el piso y sonreí como un niño, estaba en el centro del universo, mirando cielos y estrellas y seres jamás imaginados ni soñados... cerré los ojos y seguí subiendo y bajando por el centro de mi aliento hasta llegar a un valle... el aire y las aves y las luces, respiraban al mismo compás de mi aliento... estaba entrando cuando sentí que debía volver al mundo generoso de afecto y variantes... abrí los ojos y aún estaba oscuro... me paré y me puse un sobre todo... salí a la calle, corrí y corrí hasta llegar a un bar... entré y vi a un chica muy joven con una sonrisa plástica... pase, dijo... entré y fui directo al bar... pedí una cerveza, me la dieron al instante, no había mucha gente... la tomé y pedí otra y otra hasta estar totalmente ebrio... me paré y supe que necesitaba algo mas... caminé como pude hasta llegar a mi cuarto... entré y luego, encendí y apagué la luz una y otra vez hasta quedar totalmente dormido... estaba vivo, vivo... un milagro, uno de esos que se ve todos los días del resto de cada milagro...