Tal vez, pensé que vos eras AMOR, que por fin podía apaciguar el corazón en la corriente agitada de mi alma. No te parecías en nada a lo que en nuestro primer encuentro proyectè de ti, percibí que eras fuera de serie, nene, pero me confundì. ¡Qué tonta fui!

Te dije "chau" hace unas horas, porque siempre soy drástica en mis decisiones, nunca tengo matices ni intermedios, soy auténtica y cuando me pierdas, tal vez puedas darte cuenta.

Es domingo, y aún los compromisos me apabullen, pero seguís hilando significados en mi mente, seguís deshilando sentimientos y a estas alturas ya no deseo nada de vos. Aunque cuando se trata de vos, todo puede ser posible, pero haré lo imposible para que no sigas presionando en mi centro con tus dedos, con tu amor, con tus besos que saben a sexo revuelto después de las 4 de la madrugada.

Te quiero Ema, pero querer nunca ha definido mi estabilidad emocional en el mundo, mi inquisidora mente halla roturas para escapar, siempre escapa de todo acontecimiento que la desconcierta, y el amor siempre ha sido un gran desconcierto en la precisión de mi vida.

Escribo para aliviarme de vos, de todos lo sentimientos que me generaste, de las ternuras y las caricias que no serán perdurables en el tiempo, porque usas y yo me dejo usar. Te extraño y debo lamerme el alma herida, para que sane en la intemperie que la deja tu indiferencia.

Necesitaba que me salvaras, que fueras de verdad, que no pertenecieras a la mediocridad colectiva, que no te entregaras a la estupidez del mundo, que me amaras sin lastimarme, que vieras algo especial en mí. ¡Ilusa!

Hay tipos que me hostigan, que me buscan, y yo pienso en vos, pero vos nunca pensarás en mí. Debo decirte adiós aunque me duela el alma, y hayas sido lo más cercano a la felicidad que, por una instancia breve de contemplación, retuve.

Te repito este adiós por si no te ha quedado claro y en ese adiós se detiene mi vida, mis proyectos y la prolongación de mis alegrías quedan en terapia intensiva, ante el rememoramiento de aquellos besos que invadían cada uno de tus poros de esencia prístina.

Chau nene, es domingo
y si pudiera hablar mi corazón te diría:
que no te vayas,
que te quedes para siempre conmigo,
que tengo miedo y siento frío,
que deseo que descubras el verdadero sentido de tu vida en la inquietud parsimoniosa de mi mirada.

¡Pero no!,
nunca sabrás de la existencia de estas palabras,
no tengo antojos de retenerte en mi vida si no lo requieres,
no quiero jugar contigo a las escondidas,
no quiero que me vuelvas a besar
y agigantes la escueta carga que me aqueja.

CHAU.