Curtiembre de letras

Con el alma dormida trepo a estas letras,
sin ton ni son,
sin tintilíneo de campanas
ni ondulación de olas perfectas
ni polvo de hadas

Se suman una a una detrás de las otras
o decrecen tras girar el cierre.

El propósito era decirte:
¡ando escondida debajo del teclado!
detrás de las letras,
detrás de la luna,
sin amargura alguna.

En breve miraras y leerás
l e t r a s
que no saben a nada
ni huelen a aire
ni oyen ni hablan.

Arroparas el pañuelo,
peinaras los cabellos con tus dedos.

Querrás mirarme
para soplar uno a uno mis pensamientos,
allanados sobre la hoja
sobre tus ojos
entre tus cejas fruncidas.

Sé que mis labios
saben a frió . . . junto a los andes

Junto a esta curtiembre de letras
desato una línea,
desato una trama,
plasmo un lugar lejos de todos,
cerca de mi brazo izquierdo.

Pinto un punto indeciso,
una coma descomunal frente al mar.

Sobre los retazos que simulan bloques, muros
quedaron salpicados mis recuerdos,
que urdí y acomode para que vieras
mi mente y mis ojos marrones.