El ghosting es desaparecer de la red social de una persona. Lo describen como una forma de crueldad, con una traducción que va como "hacerse el fantasma". Lo interesante del caso es que implica haber tenido una relación y luego desaparecer. No responder mensajes, no contestar el teléfono, bloquear de servicios como WhatsApp, etc.

Es como algo adolescente y supone una relación previa. Entre nosotros nunca pasó nada. Revisando el chat del facebook la última vez que hablamos fue en diciembre de 2014. Por WhatsApp fue hace menos tiempo, cuando te envié un mensaje felicitándote por tu graduación universitaria.

Con esos antecedentes no podría decir que he sido víctima del Ghosting, porque no hemos tenido nunca una relación y porque hace meses que no nos comunicamos. Pero confieso que de todas maneras me alegraba cuando sabía que te estaba yendo bien.

Con todo eso, hace unos días te quise saludar por WhatsApp y ya no figurabas como contacto mío. Como sigo siendo amigo de tus hermanos y veo tus fotos en el extranjero con tu novio apestoso, supuse que habrías cambiado de móvil y eso sería todo. Pero hoy estaba revisando la agenda de contactos de mi móvil y tampoco estás.

Sé que no te he borrado. Le he preguntado a varios amigos que saben de estos aparatos y les parece raro. ¿Habrás hecho algo? De cierta manera, preferiría que así fuera. Que te hubieras tomado el tiempo de borrarme de tus listas y hacer que tu número desaparezca desde mi propio teléfono.

Busco tu nombre y Android me dice que no se han encontrado resultados. No es solo la electrónica. Yo soy un imbécil que se había olvidado de ti. Pero hace unos días apareciste en un sueño. Eras tú, pero más parecida a Janeane Garofalo que a la muchacha que conocí hace siete años. El sueño transcurría en una noche. Trabajabas en algo turbio y estabas vestida como Ilsa Lund. ¿Alguna vez habrás visto Casablanca? Yo también soy turbio como Rick. Pero en la realidad nunca hemos estado ni limpios ni sucios.

No nos queda París. A tu salud, chica.