Y que hace el hombre moderno, se regosija en la falsa idea de su evolución, en ella se distrae y difama toda espectativa de crecimiento por el calvario de su insensatez, que, de antemano, se opone al principio máximo de la vida. Su sociedad... Se la cree, se la piensa y asiente por que sus facciones son ahora mas finas y su cuerpo tiende a lampiño, pero que tiene este ser de identidad nula, carácter quebradizo e infame, de diferente con su predecesor el primitivo hombre de las cavernas? Este en procura de su alimento, abrigo, ... Piensa? Un ente que solo atañe su subsintencia, en busca de la felicidad preso en el laberinto de sus costumbres, acomodado en la amañada penumbra de su sosiego, sin identificar algo más que el revoloteo eco en su cavidad craneana de las sepas estériles de su condicionamiento social.
Hermético ante cuestionamiento alguno, suplanta su fastidio con frenesí y dilata su ansia con estasiarse de consumo e idolatría... Como una barrera infranqueable, blindada, yace sobre si la obligada maña de la calumnia, extirpando de el toda franqueza para consigo mismo, enturbiando las mansas aguas de su contemplación, para dejar, nada más a su alcance, que el comparecer caprichoso de su autoconsumo, de la plenitud de su desdén favorable, así, a la vileza de su complacencia...