Ruidos callejeros antes del sol.
Todo se apresura.
El vendedor de jugos exprime las naranjas,
me pregunto si sabe que vienen de Veracruz.
La señora de los tamales acostumbrada a quemarse los dedos al servir, pero con un gesto amable también vende atole, champurrado y chocolate.
“Ya abrimos”, dice un letrero de ensaladas de frutas.
Algunos estudiantes corren para alcanzar la primera clase.
El tránsito en los pasillos universitarios es intenso.
A la enfermera se le cae la cofia al subir apresuradamente las escaleras.
Un par de ancianos toman sus precauciones, se hacen a un lado.
Los choferes de autobuses se sienten pilotos de formula 1,
Ayrton Senna, Schumacher, y Fittipaldi se quedarían cortos.
Sólo el cielo matutino de primavera permanece apacible.