Bienvenido ese caos árduo
en que florece la existencia,
el olvido a borbotones
o el recuerdo por decencia,
bienvenida la nostalgia adolescente
en primavera
los suicidios del otoño
con escarcha en las cejas,
bienvenidos tus pasos
que aplastaron las tormentas.

Guárdame un trozo del aire
que ha subido por tus venas,
te prometo un par de flores
y también la vida eterna,
no te ofrezco el paraíso
-estamos claros-
sí reír y conversar
la noche entera,
guárdame la muerte
que haz vivido en carretera
y ese gato aplanado
ronrroneando en las aceras,
a cambio te propongo
una juerga en mi caverna
un flagelo acelerado
de metales y correas.

Déjame explicarte
de qué me trato un poco,
déjame decirte;
yo no odio al mundo entero
lo que odio es la existencia
y también amo lo sublime
el porno duro,
la poesía
y la cerveza.
De no escribir me seco
de no escribir fallezco.

Entonces procedo.

Bienvenidas las almas negras
que conjugaron mis dichas y mis deudas,
tengo deudas impagables con demonios
tengo dichas, tengo penas,
y ahi vas
y ahi vienes
como un respiro anacrónico en la vida,
un sonido estrepitoso que me salva,
que me saca del silencio y la compostura
como espejo. Como daga.

Cuchillas.