En el Antiguo Egipto ya se hablaba de la comunicación con los muertos. El deseo de comunicarnos con el Más Allá existe desde que el ser humano "se autodenomina humano". Nos fascina y aterra a partes iguales. Incluso personas que no creen en otras supersticiones, se muestran reacias en tratar o participar en estos temas.
Hoy quiero hablar de espiritismo, de la Ouija. Como sabrás, el tablero debe contener las palabras sí, no, adiós, todas las letras del abecedario y los números del 1 al 0. Se colocan un mínimo de tres personas alrededor del tablero, y uno debe hacer de médium.
Hay dos grupos: los que dicen que no se mueve nada y los que dicen que sí, pero por causas diferentes. A los primeros no hay que hacerles ni puto caso, porque el fenómeno existe, otra cosa es conocer su origen.
Los segundos se subdividen a su vez en dos, los que creen que es alguien del Más Allá quien mueve el vaso y los que apuntan a alguien vivo y que participa, como podría ser un farsante, "un vivo, muy vivo".
Hacer la Ouija conlleva una serie de peligros. Normalmente, se practica en la adolescencia, quizá porque se teme menos a la muerte, SE LA RETA. Y siempre cabe la pregunta: ¿y si el espíritu que acude es maligno? Y siempre es maligno, porque sino sería muy aburrido. Jah!!
Otras veces, las personas que juegan entran en tal estado de sugestión que se desencadena algún tipo de brote psicótico. Si no estás muy bien de la cabeza, mejor no la practiques.
También podríamos estar en contacto con algún tipo de fuerza, desconocida. Extraterrestre, de otra dimensión...a saber.
Quien más y quien menos ha tenido algún contacto con la Ouija durante su adolescencia. Un grupo de amigos, el tablero y el puntero o vaso, el contacto con los espíritus, la cautela aconsejada por los mayores, el miedo explícito de algunos de los reunidos, una noche de velas, de sombras, junto a las sombras...y un lugar retirado. Si tiene alguna historia maligna, fantasmagórica, mejor que mejor. Ruidos, chirridos de bisagras oxidadas, golpes en la mesa, el viento que sopla, una puerta que se cierra, una lechuza que se escucha...mucho cuidado con que no se vuelque el vaso o el espíritu se quedará aquí atrapado. Y si es maligno (lo será te lo aseguro), te perseguirá y tirará de las patas.
Opino que es un fenómeno conocido como macropsicoquinesia, la capacidad de la mente para influir en los objetos materiales. Ni espíritus ni espirituas, ni gaitas.
Pero una vez conocí a un tipo super obsesionado (le llamaban "el loco"), que era capaz de mover un florero con la mente. Amigo y compañero de clase de mi hermano mayor. También es verdad, que no vivió mucho, el mismo se ahorcó con 30 años.
¿Te preguntarás si la he practicado?. ¡Pues claro!. Tiene su punto. Y las primera vez no me lo podía creer. Usábamos un vaso, y este se movía a una velocidad increíble. Imposible que tan sólo acercando la yema del dedo, alguien pueda tirar de él. Empujarlo tal vez, pero se deslizaba adelante, atrás, lateral, en zigzag. Aún viéndolo, uno no termina de fiarse del todo. Hay tantos trucos, trileros y magos.
Así que decidí ponerlos a prueba de todas las formas posibles. Pregunté al espíritu por el nombre de una antigua mascota que tuve. Un gato salvaje que crié, casi tan grande como un lince. El espíritu no sabía responder. El vaso quedó inmóvil.
Me pregunté si tan sólo se podría invocar a los muertos, y probé con los vivos. El espíritu apareció. ¿Cómo el espíritu de un vivo puede aparecer?. ¡Pues, sí!. ¡Allí estaba!. Al otro día teníamos examen de Lengua, y se me ocurrió invocar al de la profesora María. No tuve más que preguntarle, qué caería en el examen, y nos dio tres respuestas. Al otro día tras presentarnos al examen, todos nos miramos al unísono. Había cinco preguntas, de las cuales tres, eran las que obtuvimos con la Ouija.
Desde entonces no había profesor no invocado, ni examen que se nos resistiera. Claro que con el de matemáticas, costaba un poco más que cantara...
¿Alguna pregunta?. ¿Alguien me quiere examinar?
¡A que te invoco!
(Lo mejor es que es verídico)
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