El preciado momento se acerca, conmoviendo, derramando sobre mí oleadas de ternura y fulgores inusitados. Hábil en el manejo de mis intuiciones lo conduzco firmemente por el estrecho túnel a recorrer.
Esta aventura hacia la luz es única. Mis manos están trémulas. Ondas magnéticas suben como espasmos y me embelesan absorbiendo mis ideas y extenuando mi corazón. La premura es perentoria. La consigna es ahora o nunca. El cambio es inminente. Pero... para que aventurarse hacia lo desconocido e incierto, para que abandonar el cálido elemento y sumergirse hacia el encuentro de lo real y doloroso. El tiempo pasado a la sombra, bajo cobijo es el aquí dulce y reconfortante. Afuera hay cambio y crecimiento. Deslizadas las vagas promesas de futuros promisorios, intuyo afuera soledad hostil. Aquí piélago tibio donde andar y desandar, donde construir sin cemento, donde caer sin saltar al vacío.Afuera la luz, el fuego, el aire. Un viaje extraño donde se acaba la confianza. Un fosfórico sueño hacia donde abandonarse . Cambiar tiempo abrazado por tiempo de promesas. En el interior ya me han dado el ultimátum y conminan a ceder la última calidez. Breves sacudidas agitan el lugar, suscitando una reacción en cadena. Sus fuerzas no han trepidado. Resbalan las extensiones cruzando, la cortada noche, coronando una salvaje mata de pelo ensortijado, luego la salida lateral de los hombros , todo pegajoso, y por último la condición de pertenencia e identidad sexual en el mundo de los vivos. Su vagido inaugural rompe el sortilegio en el que me encuentro. Con precisión corto las cadenas que lo atan al pasado.
Acaba de nacer