Con Thomasito llegamos en taxi a "La Península de Cavancha", insigne lugar ubicado a orillas del océano Pacifico; trozo de costa donde la elite de la ciudad de Iquique ha construido su propio edén. Un selecto y alejado espacio colmado de lujosas casonas y prestigiosos hoteles.
Arribamos con una mochila a cuestas cuyo inventario consiste en tres botellas de whisky, un par de paquetes de cigarrillos y unos "cohetes" de marihuana.
Rápidamente nos dirigimos al lugar de trabajo de nuestro amigo Juliano; para ser francos esperábamos celebrar su cumpleaños en el balneario "Huayquique" (Una playa más acorde a nuestro nivel social) pero tras un rápido llamado telefónico los planes originales cambian repentinamente.
_ ¡Feliz cumpleaños!_ Reímos saludando al festejado; él nos recibe animadamente bajo la puerta de entrada del personal de servicio.
_ ¡Adelante mis cumpas!_ Recita Juliano dándonos la bienvenida al gran hotel Atenas.
_ ¿Que pasó brother? ¿No íbamos a celebrar en Huayquique?_ Pregunto mientras caminamos pasando por una recepción atiborrada de hermosas esculturas de mármol. Tras un breve recorrido salimos hacia un amplio patio trasero, pasando cerca de la alberca vamos en dirección de la cocina.
_ Bueno, mantengámonos relajados que esto será un trámite corto. Hay una celebración en el salón de baile del hotel, así que tendremos que esperar que termine. El recepcionista que me debe reemplazar está haciendo un "pituto", un trabajito de garzón, no hay nada como unos dolares extras, por ende cuando él regrese nos vamos a la playa.
_ ¡Maestros! Les presento a mis cumpas Thomasito y Jorgito_ Amistosamente un par de cocineros que se encontraban trabajando estrechan fuertemente nuestras manos_ No se preocupen que nos sentaremos por aquí, así no los molestaremos_ Termina de decir nuestro inesperado anfitrión y amigo.
Abrimos una de las botellas de whisky para pasar el tiempo, conversando de viejas historias, relatando graciosas aventuras, riendo a quijadas batientes de dichas anécdotas.
Mientras encendemos algunos cigarrillos veo a los profesionales de la cocina hacer gala de sus habilidades gastronómicas, observando con mucho interes como rellenan un gran pavo que dorarán a fuego lento, ellos mantienen la delicadesa y precisión de un médico cirujano al aplicar con suma suavidad algun viscoso líquido sobre la piel del plumífero antes de llevarlo dentro de un horno hecho con baldosas de fango prensado. A los pocos minutos un delicioso aroma inunda toda la estancia.
_ ¡Toma poh huevón!_ Thomasito me trae de regreso al mundo de los vivos pasándome un humeánte "cohete" de marihuana.
_ Lo siento, estaba viendo a los chefs trabajando_ Fumo del artesanal cigarrillo.
_ ¿Las cagó verdad que son buenos? ¡Maestros vengan a probar esta cosecha de marihuanita!_ Juliano algo ebrio los llama cordialmente. Ambos cocineros se acercan acoplándose cómodamente a los relatos y risas.
_ ¡Juliano ya estoy de regreso!_ Anuncia su retorno el joven recepcionista nocturno.
_ Bien cumpa, ¿cayeron buenas propinas?
_ Si, en estas fiestas de gente rica siempre caen buenos "morlacos" (Dinero)
_ ¡Bien me parece. Bueno te dejo la recepción entonces. Todo en orden!_ Responde Juliano al mismo tiempo en que nosotros nos despedimos de los maestros de cocina.
_ Déjales una botella de whisky y unos "porritos" de marihuanita, sé que cuando terminen de cocinar les dará sed y seguramente querrán seguir "volando"_ Los maestros practicamente se "deshacen" de agradecimiento cuando antes de retirarnos les dejamos aquellos "regalitos"
Ya han pasado varios días desde que fueramos a Huayquique a celebrar el cumpleaños de Juliano, mucha gente participó de este evento, el festejado estaba muy contento con las demostraciones de cariño de todos los asistentes. A mediados de la semana siguiente en pleno centro de la ciudad me encuentro con Juliano.
_ ¿Como vas Brother?_ Pregunta mi amigo con una sonrisa en sus labios.
_ Acá bien, esperando el próximo cumpleaños_ Respondo en tono de broma_ Oye huevón, todo este tiempo me he acordado del pavo que estaban haciendo los maestros de cocina. ¿Al final como les quedó? Recuerdo bien que cuando nos fuimos faltaba muy poco para sacarlo del horno y había un delicioso aroma en el ambiente.
_ Así es, pero no sabes nada que pasó_ Juliano trata de contener la risa.
_ ¿Que les pasó?
_ Bueno después que nos fuimos se tomaron la botella de whisky acompañándola con sus respectivos "cohetes de marihuanita" y al final... ¡Se quedaron dormidos. y el pavo se quemó! Despertaron con la cocina llena de humo y el plumifero todo quemado. Salieron corriendo desesperados al restaurante de comida china que queda en la esquina del hotel y la cena cambió de "pavo al horno" a arroz Chaufán.
Ambos estallamos en una fuerte e incontrolable carcajada que llama la atención de las personas que pasean por el centro de la ciudad de Iquique.
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