Yo te quiero desde lejos,
y cuando me pasas cerca
te quiero un poco más
respiro tu perfume mañanero
y cierro los ojos, lentamente,
para no verte que te vas.
Yo te veo cada mañana
y hasta sé de memoria
el sonido de tus zapatos
que hacen eco en mi alma
y se quedan retumbando.
Yo te quiero desde lejos
y tal vez nunca lo sepas
porque con el solo hecho de verte
me tiemblan hasta las cejas.
Pero en mis letras quiero gritarlo,
que te veo, te observo, te miro,
te suspiro, te deleito, te saboreo,
y rezo para que ocurra el milagro.
A propósito me siento en el bar,
siempre a las siete y cuarto
porque verte pasar, princesa,
es fiesta para mis ojos
y es para mi corazón un desánimo,
a punto del infarto.
Verte tan elegante, tan fúlgida,
tan delicada, tan brillante
hace que el mundo se detenga
por todos los lugares donde pases.
Ya sé que no me leerá,
pero quiero que sepa que usted tiene
los ojos, las manos y el más elegante
modo de caminar. |