Ramo de novia

Minerva se colocó de espalda al grupo de chicas solteras que habían asistido a su boda, con el ramo de flores entre sus manos, y hacía ademanes con lanzarlo para que ellas se lo disputaran. Según la tradición, quien lo capturara sería la próxima en casarse.

Las muchachas lo esperaban expectantes con las manos en alto, con la ilusión de capturar el apreciado manojo. Minerva amagó varias veces y todas, entre risas, se movilizaban para recibirlo pero no llegaba. Finalmente el ramo voló por el salón hasta tocar las manos de varias de las que también deseaban matrimonio.

Fue Virginia quien, luego de un arriesgado forcejeo se adueñó del ramo entre la algarabía y aplausos de los presentes. Minutos después salió discretamente del evento para dirigirse donde su novio Julián, quien se encontraba hospitalizado luego de un accidente automovilístico.

Entró al cuarto del enfermo exhibiendo una gran sonrisa y el ramo conseguido oculto tras la espalda. El novio, al notar su presencia, aun amoratado y entubado como estaba, consiguió abrir los ojos sin entender lo estaba pasando.

Minerva de inmediato le expresó:

—A ver si te paras pronto de ahí, querido.

Y colocándole el ramo sobre el pecho herido, lo conminó:

—¡Aquí te tengo la confirmación que estaba esperando!

Alberto Vásquez.