21 de Diciembre, 2014
¿Escalofríos? Me dijiste anoche que sentiste escalofríos cuando te confesé ciertas cosas de un pasado reciente que todavía me pesa, desmembrar el opio en el interior de mi organismo, me era cotidiano hasta hace unos años atrás y para nada nocivo, en tanto al entorno en el que me movía y en relación a las personas que frecuentaba.
¡Y llegaste vos! Para cambiarme la vida y demostrarme que el amor aun podía echar raíces en mí, y me sorprendió, atrayéndome tu hermosa inocencia, no te la habían jodido, no te la habían arrebatado, eras libre de todo tormento y aún, el niño que llevabas dentro tuyo se negaba a madurar, porque todo lo que madura a corto plazo se pudre sin remedio.
Era irremediable que no me hicieras mal, pero te perdono porque sos libre y porque jugas a vivir, y haces sin intensiones las cosas, yo ya estoy podrida nene, desde que me han parido al mundo, pero vos me has reinventado, y si deseo irme de tu vida, será con un gran alivio y agradecida por haberte conocido.
Buscar la autodestrucción en una existencia destructora es cavilar en la lógica, transfigurar mi razón en la anestesia descarnada. Explotar por dentro y dejar una pausa entre lo que sos y lo que deseabas ser no me asombra, determina un honesto acuerdo para subsistir frente a una realidad irremediable.
Me preguntaste, ¿por qué lo hacía? “Porque me quería morir”, te respondí, porque mi mente traidora buscaba la exaltación en un mundo dormido. El corazón, ¡el mío!, pobre de él, se agitaba convulsivo dentro de mi pecho, palpitaba descontrolado temiendo que pudiera detenerse en cualquier momento, pero ya lo había hecho, exaltaba mi mente y subestimaba a mi corazón llevándolo a los extremos; es que sin dudas me había hastiado de tanto sentir.
No tenía quién me cuidase, las personas usaban y se dejaban usar, yo no me consideré una excepción pero nunca me aferré a nada, un día buscaba irme como vine, a los tumbos y totalmente desorientada; escribía porque de otra forma hubiera sido vulgar, ¡sí!, vulgar, porque dar testimonio de mi existencia me sacó del pozo, y divagaba entre el bien y el mal.
¡Te quiero con toda el alma rota en la mirada!, hermoso mío, has exaltado mi corazón con el amor que ha sido pureza ante la enfermedad siniestra; te quiero de una manera tonta y años futuros me lo echará a cuenta la conciencia.
*Exilio
Es lindo querer superarse,
Buscar lo que nos corresponde,
Retornar a la primavera lejana
Que fue un trozo de abstracción en la mirada.
Ojalá la plegaria no fuera tan persistente,
Nunca más te me aferrarás
Como un niño temeroso en mi vientre,
Te amo como no lo había logrado en la infancia,
Y te tengo aquí dentro
Junto con el veneno que me intoxicó por años,
Y quisiera pero no quiero ahora.
Hermoso mío,
Bonito que de amor me abundas,
Te ausentas
Y me pierdo entre una muchedumbre
Agitada y febril de lunas.
Debo dejarte ir,
¡Y es tan extraño!,
Como un frío metal abriendo la piel
Este sentir.
Debo replantearme también la vida
Sin la intervención de tu presencia,
En este exilio prematuro que no alivia
Y aun no he sabido cómo vivir,
Pero sé que luego de la destrucción
Vendrán días en blanco,
Dejando para su reconstrucción todas aquellas cosas
Que de amor nos han habitado,
Y sin más,
Retornará vivaz la bondad sincera
Que la simiente de nuestro ser ha engendrado.
|