Cuento corto para día sábado
BORRÓN Y CUENTA NUEVA
Fue simple y fácil, lo pensó y sin mucho analizarlo esperó el momento propicio, construyó un camino y por él se fue alejando buscando libertad.
………
Ese día después de una acalorada discusión que quedó inconclusa, pero con la seguridad de que continuaría al día siguiente, al subsiguiente, y posiblemente todos los días que vendrían, además sin encontrar una solución, sólo atinó a refugiarse en el pequeño cuarto donde tenía su fiel compañero y cómplice en las letras, el viejo computador con el que escribía historias que siempre tenían un final, bueno o malo, pero tenían un final.
Encendió el computador y comenzó a escribir tratando de encontrar un desenlace para el cuento que escribía desde hacía ya varias semanas, escribió tres, cuatro, cinco y más páginas sin encontrar un final que satisficiera su idea y al no conseguirlo, además contrariado por la situación que vivía, busco el Hardwipe, programa especial que con siete o hasta treinta y cinco pasadas hace añicos los archivos y carpetas sin dejar ningún rastro, le dio borrar en el teclado y listo… ese cuento pasó a la historia y no dejó ni siquiera una palabra que se pudiera rescatar.
Muy sencillo y fácil, borrón y cuenta nueva. Pensó: así también podría ser la vida real.
Fumó un par de cigarrillos acompañados por sendas tazas de café y antes de que pasara una hora nuevamente abrió una página en blanco y comenzó a urdir ideas para una nueva historia y se puso a escribir en forma desesperada página tras página sin orden alguno e incluso casi elegibles, cada tanto borraba y borraba, hasta que el sueño lo venció y allí frente al teclado y la pantalla se quedó dormido pensando en una idea que mientras escribía se fijó en su mente y que tenía relación con aquel problema sin solución que lo aquejaba.
Despertó sobresaltado como a las dos de la madrugada del nuevo día, ningún ruido en la casa, los otros habitantes dormían, en su jaula los canarios también lo hacían, en el exterior silencio entrecortado por ladridos de perros en la distancia.
La pantalla aún encendida le hizo un guiño lo que le impelió a apoderarse del teclado y en una acción desesperada, abrió el Office, con un clic recurrió a la ayuda del Power Point y comenzó a avanzar por un camino virtual que fue construyendo y pavimentando con letras Times New Roman minúsculas; para atravesar un caudal de dudas hizo un puente con letras Z y X Arial Black sostenidas por puntos, guiones y acentos; finalmente ante una muralla de temores cubierta de interrogantes cavó un túnel uniendo letras U y O Verdana mayúsculas, en negrita pintadas de verde, y por allí se fugó a la imaginada e hipotética libertad de un mundo virtual, penetrando en el complejo sistema de hardware y software con la ilusión de encontrar un espacio en el disco duro desde el que pudiera manejar a su antojo su propia memoria y la del viejo computador, pero también subconscientemente con la idea fija de que alguien, muy pronto y a propósito o por error, pulse la tecla del Hardwipe y lo borre por completo.
Incluido en libro: Cuentos de Vientonorte
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