Dedicado a todos los que necesitan un abrazo a tiempo, por males de amor, por dolores en el corazón, o en el cuerpo, y que dado a tiempo curarían en gran medida esas heridas. Sean abrazados!
No sé para qué andan todos con paraguas, en este momento ya no llueve. Y tantos gorros y boinas. La gente no resiste para nada el frío. El primer día con baja temperatura y ya se visten como para ir al polo. No puedo entender cómo la gente está feliz. Salgo a caminar un poco y me sonríen. ¿De qué se ríen, qué motivos pueden tener? No sé para qué comen tantos chicles esas chicas. Las líneas para cruzar están casi borroneadas. Cruzo igual por la mitad de la cuadra. ¿Por qué tengo que correrme yo? Hacete a un lado vos que venís con tantas valijas, no dejas lugar para nadie. Tantas hojas cayeron de los árboles, que ni se ve la vereda. ¡Y este viento, que me vuela la bufanda! ¿Cuándo será el día en que no sople viento? Ya me tienen harto las viejas en la cola del banco. No se puede fumar en paz. Prendo y tiro, prendo y tiro. Caramelos de vuelto por monedas. ¿Qué hago con estos dos caramelos, a quién se los doy? Sé que esto me hace mal, el cigarrillo, el rezongo permanente, y el alcohol… y el juego. Pero se hace lo que se puede.
- Hola, permiso, ¿me permite darle un abrazo? Soy abrazadora- dijo una muchacha.
Y él se quedó tan asombrado, que no opuso resistencia. Ella aprovechó y lo abrazó cálidamente, apretando cuerpo contra cuerpo, las cabezas juntas. Los brazos de ella rodearon su espalda como una tierna pinza.
Por su cuerpo nació una energía linda. Llegó a su mente y surgió la palabra: REINVENTARSE.
Ella lo soltó, le regaló un caramelo y le dijo:
- Muchas gracias señor, lo hago por usted, pero antes lo hago por mí. Lo que siento me cura el alma-
Él se fue comiendo el caramelo, y mirando si venía alguna otra abrazadora.
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