En los fastuosos banquetes del antiguo Egipto, cuando el ambiente festivo empezaba a decaer, era costumbre que unos sirvientes pasearan entre los comensales una momia. La presencia de la muerte recordaba a todos la necesidad de aprovechar cada instante y así la bacanal se alargaba unas horas más. Hoy esa tradición nos parece obscena y aberrante, sin embargo no tenemos ningún problema en cenar delante de cualquier serie yanki de policias donde, por cierto, nunca falta encima de la mesa un bello cadáver esperando su autopsia. ¡Que aproveche!