Cuán dichoso yo sería
con mil chicas a mi lado,
consentido y adorado
y colmado de alegría.
¿Qué importa la noche fría
cuando abrigadito me hallo?
Escuché el canto del gallo
y me dormí en la almohada;
al llegar la madrugada
vivía yo en el serrallo.
¡ Que delicioso sueño...
Las mujeres más hermosas
se arrojaban a mis pies;
las atendía de a diez
y todas eran dichosas.
Sobre pétalos de rosas
retozando con mis chicas,
mil fuentes de frutas ricas
y los más variados vinos,
nos despertaron los trinos
a mi y a mis odaliscas.
*Serrallo: Residencia de un sultán otomano.
¨*¨*Parte I de III.
Texto agregado el 07-05-2017, y leído por 135
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