Llueve, llueve todo el tiempo, pero no hay lluvia que borre la mano de la injusticia, no hay agua que apague el dolor, ni mi agonía. Llueve, llueve todo el tiempo, llueve y tu hueco está intacto en mi cama, no se inunda, ni se mueve, todavía tiene tu forma. Llueve, ya sé mi amor, siempre llueve. Llueve en mis sueños, y cuando rezo; llueve si cierro los ojos, o si me despierto.
Llueve y mis lágrimas son más gruesas que las gotas, caen más fuerte que del cielo, abren surcos en mis mejillas y me lastiman, y se inundan, y vuelven a esbozar, a dibujar estos versos que parecen otros que escribí, pero tienen la necesidad de salir. Como sale el agua de las canaletas, sin permiso y sin cesar.
Llueve y no puedo controlar la dirección de la gotas, o el grueso de mis lágrimas. Llueve, siempre lloverá. |