Cómo quien esconde la mano después de lanzar la piedra.
Como el sol se opone a la mirada.
La nariz sangra.
Los ojos se quiebran como cristales.
La voz se duerme como las raíces de los árboles.
La carne se agrieta como la conciencia.
Se mueven los pies
con absurda impaciencia.
Anudando un zapato con la maldita demencia.
Texto agregado el 07-05-2017, y leído por 66
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