Una mujer me espera, en el asiento de la ausencia
como paciente de hospital
sentada con esperanzas desnutridas.
En silencio, como quien aguarda la muerte,
ellla me espera anudando los meses y los años.
Con el rostro apagado como la noche,
ella espera mis regresos o mis retornos
esperando nuevas primaveras.
Sus ojos se abren como la mañana
si en el viento escucha mi nombre
o sus oídos presienten mis pasos de aire.
Estoy como siempre, como el que debe un regreso.
Pero yo no voy a ninguna parte sin saber por qué.
Una mujer me espera en silencio
mirando el espejo que ya no me retrata
y hojeando fotos en las que nunca aparecí.
Me espera por una razón incierta,
tan ligera como pájaros sin garvedad.
Pero ella cree en su esperanza
y no se rinde en la espera
aunque mi alma y mis huesos
le hayan dicho adiós.
Texto agregado el 06-05-2017, y leído por 68
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