La danza de las coquinas

El sol está rojo y la marea baja ensancha la playa de Islantilla. En el agua ya sólo chapotean felices dos niñas con los labios azules. Su madre grita desde la orilla y ondea con desesperación una toalla de Hello Kity. Pasan los primeros running. Las gaviotas, ariscas durante todo el día, ahora se acercan por el suelo con demasiada confianza. Es la hora de los coquineros. Se reparten la playa como un ejército bien entrenado. Se meten en el agua hasta el pecho con sus rastrillos y empiezan a arar el mar. Avanzan muy despacio y en silencio. Hombretones que se empequeñecen entre el frío y las olas y recuerdan aquel niño que quería vaciar el mar con su concha. Hombres que no han visto Titanic y no temen la hipotermia. Un coquinero sale un momento a comprobar cómo va la captura y arroja sobre la arena un montón de conchas. En más de una hora apenas un puñado de coquinas.
- Hola, ¿cómo va la pesca?
- Pues mal. ¿No lo ves? –mientras levanta una red con un puñado de coquinas.
- Bueno algo es algo.
- Esto no son más que tres míseros euros.
- ¿Sabía usted que la coquina es un molusco bivalvo acéfalo de la familia Donacidae? Su verdadero nombre es Donax trunculus.
- Pues tres míseros euros de Donax truncullus o donax lo que sea.
- Pero todo no se puede medir por su valor económico, hombre. No sabe usted que esta almeja utiliza las olas para moverse hacia arriba y hacia abajo de la playa, enterrándose rápidamente antes de ser arrastrada, en la llamada "danza de la coquina". Es la única almeja danzarina. ¿No le parece precioso?
- Desde luego hoy me están bailando de lo lindo…
- ¿Usted cómo preparara las coquinas? Yo en un buen chorro de aceite de oliva echo unos ajos picaditos y cuando toman color añado las coquinas. Al empiezar a abrirse, un buen chorro de manzanilla, un poco de perejil por encima y a la mesa. Un manjar. ¿Y usted?
- Con carne y patatas.
- No conozco esa receta. Me parece muy interesante, ¿me diría la receta?
- Pues mire usted, es muy fácil. Yo se las llevo a ese chiringuito de ahí. Unas veces me da patatas, otras arroz o la carne que no ha vendido. Se lo llevo a mi mujer y nos hace de comer.