La negra fragata que llevaba el hollín de los muertos en sus plumas,
las esquirlas de las armas en su pico
y el ropaje de la sangre en su pecho
desvariaba creyéndose una Loica,
mas no era Loica sino una fuerte paradoja,
la guerra antojadiza de las sombras
y el menester de los mendrugos puestos en su cola.
Porque Loica no mata si no es con su belleza
y los muertos no reviven con un beso en la frente,
las armas no se cargan por si solas
y la maldad no se muestra si no es por la locura.
Maldito y nefasto lodo que tapa esa basura.
Texto agregado el 04-05-2017, y leído por 249
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
04-05-2017
Es un tremendo poema, reflexivo, épico y existencialista, felicitaciones. Legnais
04-05-2017
Notable. Eres de una mente y creatividad que deslumbra. Full abrazo, amiga linda. SOFIAMA
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