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Inicio / Cuenteros Locales / maparo55 / A propósito de la inmortalidad

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Bram Stoker narra en Drácula, que Jonathan Harker y Quincey Morris se abren paso a la fuerza entre los gitanos, hasta la carreta donde la caja que contiene al conde es transportada. Jonathan empuja la caja y la vuelca al suelo; entonces ambos, Harker con su cuchillo Kukri y Morris (herido en el costado izquierdo por una cuchillada) con su daga, desclavan la tapa para encontrar al conde. El sol está por ocultarse, las sombras son ya muy largas sobre la nieve; en los ojos rojizos de Drácula se percibe un brillo de triunfo. Jonathan sin esperar más, degüella al conde; mientras Quincey casi al mismo tiempo le hunde su daga en el corazón. Mina (que observa todo lo anterior desde cierta distancia, dentro del círculo sagrado donde se protegen Van Helsing y ella), se da cuenta que Drácula en el momento de morir y justo antes de convertirse en polvo y desaparecer, muestra en el odiado rostro una sonrisa de paz, que ella nunca imaginó poder ver en aquellas facciones malditas. Quincey Morris muere también, aunque feliz de haber contribuido a la salvación de Mina Harker. Stoker termina su libro, consignando el nacimiento del hijo de Mina y Jonathan. La novela, a pesar de tanto horror, termina con un final feliz.
Hasta aquí, el libro de Bram Stoker.
Buscando algunas curiosidades en las librerías de viejo de la calle de Donceles en la Ciudad de México, encontré en una de ellas, una vieja edición inglesa de Drácula, editada en Londres por Archibald Westminster-based Constable & Company, en 1897. ¿Cómo y por qué artes llegó este ejemplar hasta los anaqueles de esta librería?, es un verdadero misterio. Encuadernado en tela de color amarillo y con el título destacando en grandes letras rojas, el libro se hallaba bastante bien conservado a pesar de lo deteriorado del papel. Desde el momento en que lo hojeé, descubrí entre sus páginas dos pequeñas hojas amarillentas por el tiempo, dobladas por la mitad y llenas de una apretujada letra irregular, escritas en inglés. Las manos me temblaron y no sé por qué, intuí que aquello podía ser importante. Pagué el precio del libro aparentando la mayor tranquilidad, y salí casi corriendo con aquel hallazgo entre mis manos.
Aquellas hojas podían ser cualquier cosa: notas tomadas por el lector y propietario de aquel libro; alguna carta familiar; el producto de alguna tarea escolar; o simplemente algún texto ajeno al libro, olvidado en él hacía muchos años. Resultó ser lo primero, con una pequeña particularidad: en el ángulo inferior izquierdo de la primera hoja, aparecía una breve leyenda que rezaba:
“Property of Bram Stoker”, y luego aparecía su firma.
Lo cuento de esta forma; pero deben suponer el estado de excitación en que me encontraba y que continuó durante las siguientes tres semanas, tiempo que me llevó verificar la autenticidad de lo que había encontrado. No fue tarea fácil; al final, corroboré que el libro, formaba parte de la primera edición de Drácula, que este ejemplar había pertenecido a Bram Stoker y que las hojas halladas entre sus páginas estaban escritas por su puño y letra, y contenían (¡Dios mío, no era posible!) una ligera variante en el final de Drácula. No voy a poner aquí textualmente, todo lo escrito por Stoker en aquellas dos hojillas; pero en resumen, es lo que sigue:
Jonathan Harker y Quincey Morris, con la caja que contiene al conde volcada en el suelo, la abren y miran al conde en cuyos rojizos ojos se observa un brillo de triunfo, pues el sol está a punto de ocultarse. Harker degüella a Drácula y Morris le clava su daga en el corazón. Es en ese momento cuando Bram, introduce la variante:
“Drácula, al sentir que su inmortalidad se escapaba por la herida abierta en la yugular y percibir el dolor lacerante de la daga en su corazón, supo en ese breve instante que había perdido, que no había salvación posible, que era el momento de arrepentirse o todo estaba terminado para siempre. Entonces, en ese instante único, le pidió a Dios que lo salvara, que le conservara la inmortalidad. El ser supremo, siempre bondadoso con todos sus hijos, dijo: "Sea", y se lo concedió. Mina, pudo observar una sonrisa de paz en el rostro del conde, antes de convertirse en pocos segundos en polvo y desaparecer. Pero la inmortalidad pedida, no fue como el conde pensaba o hubiera querido; el Señor le concedió únicamente, la salvación de su alma inmortal. No le permitió seguir causando tanto miedo, dolor y muerte, como el que había sembrado. Mina, lord Godalming, Van Helsing, Morris y Harker, podrían ahora, quizás, vivir en paz”.
Hasta aquí, lo escrito por Stoker en las hojas encontradas en el libro. Fragmento de una posibilidad de inclusión, que el escritor finalmente rechazó y que no quedó en la versión definitiva de la novela.
El final de esta nota es más simple: el Ser Supremo, el Universo, la Vida, el Destino o como quieran llamarle, tuvo un plan mejor. Con todo y ser un ente de ficción, realmente le concedió la inmortalidad al conde; porque cada vez que un lector abre un ejemplar de Drácula y lo comienza a leer, el conde vuelve a vivir; se alimenta de nuevo de la sangre de sus víctimas, incluida la pobre Lucy, el desgraciado Renfield y la misma Mina. En esa inmortalidad, el conde lleva también su penitencia; cuando el libro está por terminarse de leer, ha de revivir eternamente por los siglos de los siglos, el instante de su degüello y muerte, bajo los ojos atentos de sus enemigos y del lector anónimo que lee, por los siglos de los siglos.
El conde Drácula es inmortal. Nosotros no. “Polvo somos...”

Texto agregado el 03-05-2017, y leído por 246 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
04-05-2017 Lo que narras sobre lo encontrado es creíble y, además, yo me lo quiero creer. Interesante y deslumbrante la información que dejas, pero lo más fascinante es la forma como estampas la información que contiene tu texto. Sentí tu emoción porque es casi real. Sencillamente, ingenioso. Lo disfruté a plenitud, Mario tan querido. Full abrazo. SOFIAMA
04-05-2017 Polvo de estrellas como dijo alguien observador...***** achachila
03-05-2017 Entonces Stoker también es inmortal. Interesante escrito ***** grilo
03-05-2017 Me pareció excelente. ome
03-05-2017 Creo que todos los seres humanos de alguna forma deseamos y buscamos la inmortalidad, pero luego concientes de que moriremos nos conformamos con tratar de encontrar eternidad y quienes escribimos, aunque no lo reconozcamos, tratatamos de conseguirla con nuestras letras. vicenterreramarquez
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