Una de las leyendas favoritas de los romanos era la que hablaba de un patricio llamado Cincinato
(Lucius Quinctius Cincinnatus), que vivía frugalmente, y que trabajaba él mismo sus tierras.
En 458 a. C., cuando los ecuos atacaron a los romanos, Cincinato antiguo cónsul y general, fue nombrado dictador (según la ley romana, un dictador era un funcionario dotado de poder absoluto durante seis meses, designado en momentos muy difíciles para agilizar la toma de decisiones).
Cuando se le informó de su designación abandonó el arado, fue al foro, reunió un ejército, marchó al campo de batalla, derrotó a los ecuos, volvió a Roma y renunció inmediatamente a la dignidad dictatorial sin intentar usar el poder absoluto más de lo necesario, y volvió a su finca, a su arado.
En Roma era el ejemplo de virtud del uso del poder sin abuso.
Cuando en Estados Unidos acabó la guerra de independencia, se fundó la Sociedad de los Cincinnati, para miembros que habían servido desinteresadamente a la patria. Lo que dio lugar a Cincinnati, ciudad del estado estadounidense de Ohio.
¿Conocen a algún otro Cincinato?
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